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Quilapayún: 'El pueblo unido jamas será vencido'

Este mismo grito del pueblo unido lo hemos escuchado en infinidad de ocasiones y en sitios muy diversos, desde cualquier recital de canción protesta hasta en alguna que otra manifestación autorizada o no, pasando por aquellos discos grabados en directo y donde se ha plasmado también el ambiente existente.Quede bien claro que me refiero a esa parte del tiempo que llevamos transcurrida desde el pasado 20 de noviembre de 1975 hasta la fecha esa parcela de tiempo que algunos han dado en llamar la «predemocracia». Y es ahora, algunos meses después de aquella fecha predemocrática, y también después de cierto tiempo, más de -tres años, de la pinochetada, cuando llega hasta nosotros, editado por esa serié GONG que tanto hace por nuestra música popular, un elepé de los más interesantes que hemos recibido en los últimos tiempos. Se trata de una grabación del grupo chileno Quilapayún y donde, bajo el título genérico de El pueblo unido jamás será vencido, se recogen algunas de las canciones que dan testimonio de los hechos acaecidos en Chile después de septiembre de 1973.

El grupo

Quilapayún es un grupo formado por seis chilenos que deben la vida y la libertad seguramente al hecho de encontrarse en Europa como embajadores culturales de la unidad popular en aquel aciago septiembre de 1973 en que un general, siguiendo la tradición de los militares latinoamericanos, derrocó la legalidad vigente encarnada por el Gobierno socialista de Salvador Allende. La experiencia chilena salió mal y algunos lo pagaron con la vida; entre los nombres más conocidos, Salvador Allende, el compañero presidente, y Víctor Jara, cabecera de la canción chilena, después de miles y miles de chilenos que no han podido vivir en paz siquiera lejos de Chile, y los asesinatos ejecutados por la DINA fuera de Chile no hacen sino corroborar mis palabras.El disco del que ahora hablo vio la luz hace más de un año en tierras francesas, y algunos ya lo conocíamos gracias a alguna que otra escapada a París, Andorra o Perpiñán, sitios donde, además de saborear la estupenda cocina francesa, hemos encontrado durante muchos años aquellos libros o discos que nuestra inclita censura estimaba perjudiciales para nuestra salud moral. El elepé es idéntico a su hermano francés, tan sólo sufre una variación en el aspecto externo, y es una franja negra que rodea ese puño cerrado con los colores y la estrella de Chile, y que sirve para remarcar todavía más la tristeza de estas canciones, escritas todas bajó la impresión de la cruel realidad del ataque de Pinochet a la legalidad. Pero existe también otra diferencia y es que al llegar a, la canción La represión -cruel título para una canción- nos encontramos con que en este disco su autor es S. Ortega, mientras que en el dis coeditado en tierras francesas el autor es el tándem J. Soto y P. Rojas. Si bien el tema que ambos. tratan es el mismo, el cambio de uno por otro nos induce a creer que todavía existe la censura, nos vuelve a la triste y cruel realidad, y vemos con rabia cómo se nos escamotean las palabras de Soto y Rojas, quienes escribieron: «El aire se está llenando se está llenando de acentos; / a todos los comunistas/ quisieran tenerlos presos», tema éste muy actual entre nosotros, para pasar a decir: «Compañero perseguido,/ el partido volverá;/ desde el fondo de la patria/ con mi voz renacerá.»Pese a esta amputación, que supongo involuntaria por parte de la editora, el disco contiene nueve temas sumamente interesantes. Tres de ellos son tan solo instrumentales, y son Titicaca Elegía al che Guevara y precisamente Canción de la esperanza, donde parece que Quilapayún no se encuentre con fuer zas para poner palabras a una canción esperanzadora, ya que todos los temas de este elepé están escritos bajo la influencia del, terrible maza o que para todos supuso el derrocamiento y muerte de Salvador Allende, al que han cantado en uno de sus temas: «Por tu vida cantaremos,/ por tu muerte una canción /cantaremos por tu sangre,/ compañero Salvador».

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