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Montal deja tras sí un balance negativo

Agustín Montal ha dejado la presidencia del Barcelona tras ocho años en el cargo. Un título de Copa y otro de Liga han sido los únicos éxitos del primer equipo en ese tiempo. En su gestión destacan el cuidado de la cantera y una lanza rota en favor de la democratización del fútbol. Como aspectos negativos hay que señalar, el enorme aumento de la deuda del club y su falta de autoridad en los últimos años, en los que Cruyff ha conseguido hacerse con el mando de la entidad en muchos aspectos.

Montal, cuyo padre ya había sido presidente del Barcelona, llegó al cargo en diciembre del 69, al derrotar en las elecciones a Pedro Baret por 126 votos a 112. Cuatro años más tarde se presentó a la reelección con Casacuberta como rival, y ganó por más amplio margen: 902 votos contra 340. Ahora ha decidido no presentarse a la nueva reelección y deja el cargo vacante. El domingo se despidió. En abril o mayo habrá nueva votación, esta vez no ya de compromisarios, sino de toda la masa social con cuatro años de antigüedad. En estos ocho años, el Barcelona sólo ha conseguido un título de Copa, el de la temporada 70-71, y uno de Liga, el de la 73-74. En el campo internacional no ha pasado de actuaciones discretas. Un título de Copa y otro de Liga es, en definitiva, un balance pobre para ocho años de historia de este club, uno de los tres grandes del fútbol nacional.

Lo mejor

Sin embargo, y antes de pasar al análisis de los errores de Montal, conviene detenerse en sus aciertos, que también los ha tenido. Destaca, en primer lugar, la atención a la cantera. Montal ha hecho en los últimos años un gran esfuerzo en este sentido, lo que siempre es loable. Aparte del reflejo en los títulos de juveniles que ha conseguido el Barcelona -el mejor equipo español de esta categoría en la última época, sin duda- hay que considerar que el mejor fruto de esta labor está aún por llegar. Por el momento el Barcelona cuenta en su plantilla con dos excelentes titulares, Olmo y Sánchez, surgidos de la cantera, y varios hombres más de relleno en la plantilla que, como los anteriores, han salido de la cantera. Aparte de ello, el número, de jugadores jóvenes que aún cubren etapas de aprendizaje, sea como cedidos en otros clubs o como integrantes todavía de equipos nodriza del propio Barcelona, es grande, y ahí seguirá teniendo alimento la primera plantilla durante tiempo. Por otra parte, hay que señalar que Montal ha sido de los primeros hombres del fútbol que han luchado por una democratización de sus estructuras. El fue la primera persona que abogó por que el nombramiento de los presidentes de club llegara a través de la votación de todos los socios, y no de los compromisarios. No obstante, del hecho de que posteriormente no fuera él quien propuso esta nueva fórmula en la asamblea anual hace pensar que su primera declaración no fuera sino una de las varias cortinas de humo con que de cuando en cuando trató de justificar la mala marcha del primer equipo. Enconadas declaraciones anticentralistas tuvieron también esta clara intención. En cualquier caso, la idea de Montal salió adelante y nadie le puede discutir que fuera el primero en ponerla sobre el tapete.

Una deuda gigante

Montal deja al Barcelona con una deuda que se acerca a los quinientos millones, de los que más de la mitad urge pagar. Esta deuda supone ya unos intereses de 45 millones anuales. El Barcelona ha gastado dinero a manos llenas, ha comprado siempre caro -muchas veces, además, mal- y ha vivido de créditos. En las directivas de Montal siempre han tenido cabida hombres de la banca. Pero ahora las deudas aprietan, y ahora queda una dificilísima herencia para quien le suceda en la presidencia.La cantera, aunque bien trabajada, no ha sido utilizada en la medida aconsejable. Cada año se ha querido contentar a la afición con fichajes más o menos espectaculares y se han cubierto plazas en la plantilla con jugadores venidos de fuera que en muchos casos no justificaron su precio. En ocho años el Barcelona ha fichado a veintisiete hombres que le han supuesto un desembolso de 457 millones. Como éxitos claros sólo cabe citar a Asensi, Costas, Migueli, De la Cruz, Neeskens y Heredia. Otros han resultado poco rentables, por una u otra causa, y muchos han sido dinero tirado. En esos ocho años sólo han ascendido a la primera plantilla nueve hombres de la cantera, siete de ellos en las tres últimas temporadas.

Cruyff, caso aparte

Capítulo aparte merece Cruyff, el hombre que se adueñó del club y que convirtió a Montal en un presidente a la deriva. Cruyff fue el gran acierto del Barcelona cuando tras larguísimas gestiones consiguió su fichaje en la primera temporada de la readmisión de extranjeros en España. El Barcelona gastó en su ficha cien millones, pero traía al que entonces era, sin duda, el mejor jugador del mundo. Con él y con Sotil, el Barcelona conseguía el título de Liga de la temporada 73-74 y algo aún mejor: una sonadísima victoria por 0-5 en el mismísimo Bernabéu. Pero aquel fue el único año en el que Cruyff rindió en la medida de lo esperado. A partir de entonces disminuyó su entrega, perdió importancia su papel dentro del campo y lo ganó fuera de él. Con habilidad supo hacerse imprescindible en el club, porque se convirtió en un símbolo para la afición, y Montal quedó en sus manos. Tras cumplir los tres primeros años de contrato exigió 48 millones por jugar uno más, y sesenta por esta nueva temporada que ahora se desarrolla. Provocó dos cambios de entrenador, una crisis de directiva y una enorme inflación dentro del club, pues sus descomunales ingresos han provocado continuas exigencias del resto de la plantilla. En total, Cruyff le ha supuesto al Barcelona desembolsos por un total de más de 260 millones. Sin duda, no ha sido rentable. Montal, que buscó en su fichaje un éxito espectacular que le sirviera para derrotar en las últimas elecciones a Casacuberta, vio luego cómo su gran baza se iba volviendo poco a poco contra él. Especialmente en las dos últimas temporadas Montal ha ofrecido una lamentable imagen, entregando. el club a los caprichos del divo. Así, tras servirse del jugador para mantenerse en el cargo, perdió después por su causa la autoridad y, finalmente, el propio puesto, ya que ha llegado el momento en que, agotados sus recursos, no puede hacer frente a la enorme deuda contraída.Dejando aparte el Fútbol, tampoco se puede hablar bien de Montal por lo que a su gestión en las otras secciones deportivas se refiere. El enorme esfuerzo en el equipo de fútbol le obligó a desatender otros deportes, y así, aunque impulsó la construcción de obras como el Palau Blau Grana o la pista de hielo -con lo que ha aumentado el patrimonio del club, aunque por debajo del endeudamiento- las secciones deportivas no se han visto bien atendidas. Los mejores esfuerzos, han ido para el equipo de baloncesto, pero errores de orden similar a los que se han cometido en torno al primer equipo de fútbol han impedido el lucimiento de esa inversión.

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