Moro fue forzado a escribir su carta al ministro del Interior
Solamente recurriendo a la tortura han podido obligar las Brigadas Rojas a Aldo Moro a proponer que el Estado se rinda al desafío. Esta es la impresión común en los círculos políticos y la reacción de casi toda la prensa italiana de ayer.
El órgano de la Democracia Cristiana Il Popolo se limita a reproducir el documento distribuido anteayer por las Brigadas en Roma, Génova, Milán y Turín, como comunicado número tres, «porque el hecho exige una atenta y meditada reflexión».Los comunistas, en su diario L'Unita, hablan de «repugnancia» frente a esta última iniciativa de las BR. «Llega del fondo de una guarida, de la oscuridad de una celda, donde un hombre sin posibilidad de defensa, aislado de todo contacto que no sea el mantenido con sus secuestradores, sometido a su capricho, soporta ya desde hace quince días un asedio físico y psicológico inhumano. Estamos frente a la tortura. »
«La República no será nunca prisionera de ellos», titula su editorial Corriere della Sera de ayer. «La carta -se pregunta el diario- ha sido escrita por Aldo Moro, máximo mediador e inspirador de la política italiana, cauto y estratega, o por un hombre que tiene el mismo nombre y la misma cara. El mismo Aldo Moro, pero reducido a la impotencia por una cruel prisión, aislado, acaso perturbado por la droga y disminuido en su control psíquico. La segunda hipótesis parece la más probable: más aún, podemos estar seguros.»
También el diario radical-socialista La Repubblica, de Roma, opina que Moro «ha sido sometido a presiones de tal naturaleza que la palabra tortura, aunque entendida como condicionamiento psicológico, obsesivo y constante, no es exagerada».
Pese al clima de angustia y de tragedia que vive la República italiana por el caso Moro, se ha ampliado la polémica en torno a la sucesión del presidente Giovanni Leone, suscitada por el editorial del diario La Stampa. El líder del Partido Republicano, Ugo la Malfa, ha pedido claramente la renuncia Ugo Leone por no ser un presidente «adecuado al momento dramático que Italia está viviendo».
Fanfani negó ayer ser el inspirador del plan propuesto por La Stampa, con una carta enviada al diario La Repubblica. Fanfani define la propuesta de La Stampa como «anticonstitucional en el espíritu y en los hechos». La juzga, además, «irrespetuosa con el jefe del Estado, con Moro y con el mismo presidente del Senado, haciéndole aparecer, equivocadamente, disponible para un plan semejante».
Los comunistas han reaccionado también negativamente a la iniciativa de La Malfa que, según círculos políticos, no habría sido adoptada colegialmente en su partido. El semanario ideológico del PCI, Rinascita, escribe ayer que «las especulaciones gratuitas y la acumulación de nuevos motivos de sospecha hay que evitarlos; la opinión pública está ansiosa de conocer las pistas que conducen a la. cárcel de Moro, no los caminos que conducen al Quirinal».
El presidente de la República, Giovanni Leone, no ha permanecido sordo a la polémica, y ayer, hablando al Consejo Supremo de la Magistratura, dijo que «la situación no se soluciona con gestos clamorosos» y que «la discreción es el mejor modo de cumplir con el mandato presidencial».
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