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I Congreso Estatal de CCOO

Amplio refrendo a la anterior ejecutiva

La continuidad en la dirección y el refrendo de la política sindical seguida en los últimos meses podrían resumir los resultados de las cuatro sesiones de trabajo del I Congreso Estatal de Comisiones Obreras. El significado histórico de este congreso, subrayado en las intervenciones de las numerosas delegaciones extranjeras, y los continuos llamamientos a la unidad con UGT, completan las líneas fundamentales de la importante reunión de la primera central sindical española.Marcelino Camacho, que ya había conseguido en la sesión del viernes la aprobación con ligerísimos retoques del informe del secretariado, fue reelegido ayer, con la mínima oposición (cuatro votos en contra y ochenta abstenciones), secretario general de CCOO. La mayor parte de los miembros de la anterior dirección fueron asimismo confirmados para la nueva ejecutiva. Los intentos de las tendencias minoritarias (MC, OIC, PCT y LCR) de conseguir mayor presencia en la nueva ejecutiva -que se ha ampliado a 42 miembros- no fructificaron por su escasa entidad y por las divisiones internas. A última hora, los firmantes de una candidatura alternativa -propiciada fundamentalmente por MC-, vieron cómo su intento no prosperaba al volverse atrás buena parte de quienes en un principio la habían suscrito. Y al final, con manifestaciones públicas de supeditar su insatisfacción en aras a la unidad de CCOO, se impondría una ejecutiva con 37 afiliados al PCE, dos independientes, y dos militantes del MC y uno de la LCR. Echevarría, de la tendencia minoritaria de Euskadi, Torres y Solchaga quedaron desembarcados de la nueva dirección. Sartorius, Ariza y Piñero, según algunos congresistas, habrían triunfado.

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En la nueva ejecutiva, por otra parte, hay un predominio de los hombres procedentes de las uniones territoriales sobre las federaciones y un buen contingente de los generalmente considerados números dos, por atribuírseles el control del aparato, es decir, de las secretarías de organización.

Pitos y siseos a UGT

La intervención de José María Zufiaur, secretario de relaciones con otras fuerzas de UGT, fue bastante más que protocolaria. El dirigente ugetista recogía en sus palabras el guante lanzado por el congreso desde el primer día, en lo referente a la institucionalización de la unidad de acción entre las dos centrales, y exponía ante un auditorio -mayoritariamente respetuoso, pero contrario a sus planteamientos- las tesis de UGT sobre la unidad. «Para UGT -diría- la institucionalización de acuerdos de unidad de acción a cualquier nivel pasa por la propia institucionalización y estabilidad del panorama sindical, que hoy está lejos de producirse,» Tras referirse a la falta de un marco para la negociación colectiva, al reconocimiento pendiente de la acción sindical en la empresa, al proceso constitucional y al agotamiento de la política económica del Gobierno, así como a la falta de una plena clarificación del panorama sindical, afirmó -entre pitos y siseos de algunos sectores, que la mesa del congreso trató de acallar- «institucionalizar hoy unos acuerdos de unidad de acción supondría más una hipoteca que un avance para la propia unidad de acción, con evidentes riesgos de ruptura Y retroceso». El señor Zufiaur Insistió en propiciar acuerdos entre las dos centrales para cada acción concreta, y saludó y deseó los mayores éxitos -en nombre de UGT- al congreso de CCOO.

En la jornada de la mañana intervinieron también los representantes de las delegaciones internacionales de Angola, Bulgaria, Polonia y Chipre. También se leyó una carta del presidente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señor Blanchard, en la que éste justificaba el no haber enviado una delegación de su organización al congreso de la central española, al tiempo que deseaba los mayores éxitos a la central española. El congreso acogió la carta de la OIT con pitos y aplausos.

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Entre grandes aplausos, y tan sólo algún rumor minoritario de disconformidad cuando se deslizó en su discurso la palabra «camaradas», Santiago Carrillo, secretario general del PCE, trasmitió a los congresistas el saludo «cordial, solidario y fraternal» del partido que dirige. Resaltó su satisfacción por la celebración de este congreso a la luz pública, "no puedo menos que evocar los tiempos heroicos de CCOO y los tiempos de lucha contra la dictadura» a la que disteis -afirmó entre grandes ovaciones- un golpe decisivo para su finalización. Recordó los tiempos en que CCOO eran tan sólo varios centenares de trabajadores y expresó que la realidad de hoy, los dos millones de afiliados, suponían el refrendo de la clase obrera, con sus votos en las elecciones sindicales, a la historia de la central. «Saludo la voluntad unitaria manifestada por este congreso -diría más adelante-. Pero no se trata de forzar la voluntad de nadie. La unidad va a seguir un proceso no muy corto, pero contará con el esfuerzo y la voluntad de todos.»

Este congreso -añadió el secretario general del PCE-, «es una lección que los empresarios deben aprender. Estamos ante patronos que añoran, en su gran mayoría, los años de la dictadura y querrían seguir negociando con los trabajadores a través de la brigada político-sociaI.» Estos empresarios, concluyó entre aplausos, tendrán que civilizarse y europeizarse. «Lo que está claro es que el proceso democratizador de España no volverá atrás, y no volverán los tiempos de los negocios sin control de ninguna clase.» El PCE «da su pleno apoyo al plan de saneamiento y reconversión económica de CCOO». Tras expresar su voluntad de afrontar los problemas reales y dar soluciones a la crisis, terminó afirmando: «Hoy, política, es tomar tales medidas de modo que nadie pueda decir que con Franco se vivía mejor. La democracia no es sólo el votar, la democracia pasa por el pan y el trabajo para todos.»

Ponencias y clausura

A las ocho de la tarde de ayer, tras la aprobación de las últimas ponencias de organización y acción sindical y la resolución general del congreso, se clausuró éste con un nuevo discurso de Marcelino Camacho, en el que se refirió a los logros del mismo («nos han dado un programa, unos estatutos, una organización democrática», dijo).

La ponencia más debatida fue la de acción sindical, defendida en nombre de la comisión por Eduardo Saborido. Se presentó una enmienda a la totalidad y diez parciales, que defendían la negociación de los convenios por comisiones mixtas centrales-trabajadores. Todas ellas fueron rechazadas.

La comisión de resolución presentó, aparte de las conclusiones, ocho comunicaciones sobre la mujer: política de prensa y propaganda; técnicos, profesionales y cuadros; problemática de los jóvenes; medios de comunicación social, y otras que serán debatidas por el consejo confederal. La condena del tefrorismo, la solicitud de ingreso en la CES, el pacto de la Moncloa y el problema del paro fueron otros de los temas tratados en las resoluciones del congreso.

Tras la intervención del secretario general, los delegados, puestos en piel entonaron vivas a CCOO y a la unidad sindical y cantaron La Internacional.

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