La inseguridad social
Hace un mes aproximadamente llevé al pediatra de la Seguridad Social que me corresponde a una hija. Estoy adscrito al doctor Germán Alvarez Blanco, del ambulatorio de Andrés Mellado, 63, que tiene su consulta a las 15.00 horas, según mi tarjeta y según el cuadro de horas expuesto al público en el ambulatorio. El médico llegó a las 16.00 horas, ocasionando los consiguientes perjuicios a quienes esperábamos.Esta tarde me he encontrado en la misma situación. El médico ha vuelto a llegar con una hora de retraso y, por añadidura, no era el mismo que atendió a mi hija hace un mes. Ante ello no me queda más remedio que exigir públicamente la intervención de quien sea responsable de esto, porque creo que tengo derecho y tenemos derecho todos los asegurados-cotizadores a saber si nos atiende un médico, un enfermero o un ingeniero de caminos, que todo podría ser. Con independencia de que alguien arregle el tema del retraso diario del doctor o sustituto de doctor (las enfermeras del ambulatorio afirmaron que nunca aparece antes de las 15.45), porque ello ocasiona una inaguantable pérdida de tiempo, dinero y paciencia a los asegurados. El doctor Alvarez -o su sustituto- me ha dicho esta tarde que no había podido llegar antes, y que incluso venía sin comer. Yo le he respondido que si no puede atender su puesto, que renuncie, que también hay médicos en paro. Pero no he de ser yo quien se lo diga, sino sus superiores, si es que los tiene, que es de suponer que sí, aunque no se enteren de su constante falta de formalidad.
Me parece conveniente decir que en mi casa se pagan cerca de 8.000 pesetas mensuales de seguridad social, y que por ese dinero podría estar asociado a la más sofisticada sociedad médica privada, con lo que, por otra parte, ahorraría unas buenas pesetas a mi empresa.
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