El sha intenta evitar un choque del Ejército con el pueblo
En un claro intento de evitar un choque sangriento del Ejército con el pueblo, el Gobierno militar iraní concedió ayer permiso a la oposición al sha para manifestarse el domingo contra la monarquía por el centro de Teherán. Al parecer, el principal líder de la oposición política, Karim Sandjabi, dirigente del Frente Nacional, habría mantenido algún tipo de contacto indirecto con el sha para evitar lo peor en las manifestaciones convocadas para el domingo.
En contra de los rumores que circularon en los últimos días, el sha -pudo confirmarse ayer- se encuentra en su palacio de Teherán -y no en una residencia veraniega del sur del país- y ha dado órdenes expresas al primer ministro para que el Ejército se abstenga de responder a las provocaciones. Según fuentes cercanas a palacio, el sha habría advertido al general Azhari que un nuevo, enfrentamiento entre la población y el Ejército en las manifestaciones del domingo significaría un baño de sangre sin precedentes y posiblemente el fin de su reinado.Ayer, simultáneamente, el Gobierno y la oposición se dirigieron al pueblo pidiendo calma en los próximos días. Sandjabi replicó a las afirmaciones gubernamentáles, que testificaron que las protestas están dirigidas por elementos comunistas. La decisión de tolerar las manifestaciones fue tomada por el Gabinete después de que el primer ministro, general Gholam-Reza Azhari, se reuniera durante varias horas con los comandantes del Ejército y líderes políticos. También ayer tres ayatollahs hicieron público un comunicado pidiendo a las tropas que dejen las armas y no disparen contra los manifestantes.
En medios diplomáticos occidentales de Teherán se piensa que si el sha consigue superar sin violencia el final del Moharram, será forzado por Estados Unidos a formar un Gobierno de coalición civil y, a medio plazo, a establecer una monarquía constitucional.
La población extranjera residente en Irán, con la excepción de la diplomática, inició ayer un éxodo masivo del país ante indicios bien fundados de que la importante manifestación convocada para el domingo en Teherán por los líderes religiosos y civiles, que se oponen al sha puede acabar en un baño de sangre y marcar el principio del fin de la monarquía imperial persa.
La salida ordenada de extranjeros se aceleró especialmente en las últimas horas de ayer en respuesta a la campaña psicológica de terror lanzada contra la población por los grupos ultras de oposición. Ayer, por vez primera en la semana de luto islámico conocida como Moharram, se distribuyeron por las calles de Teherán millares de octavillas «invitando» a los extranjeros a abandonar el país.
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El Gobierno permite las manifestaciones del fin de semana en Teherán
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Horas antes habían hecho explosión tres bombas en las residencias de dos diplomáticos norteamericanos y uno británico.
Dos aviones del comando estratégico de las fuerzas norteamericanas y varios aviones Jumbos de compañías comerciales occidentales despegaron ayer tarde repletos de extranjeros, en una operación que, sin estar especialmente preparada, dio la impresión de Ser una marcha acelerada. Diplomáticos extranjeros acreditados en Teherán calculaban en 4.000 el número de personas que habían abandonado el país en el curso de la última semana. Por su parte, la embajada norteamericana en la capital persa informó que sólo habían partido los 1.800 familiares de los 850 militares norteamericanos basados en Irán.
Por celebrarse ayer la fiesta semanal islámica, las calles de Teherán revestían una calma poco normal dentro de los esquemas de los días anteriores. La circulación era escasa, la gente aparecía tranquila y sólo resaltaban las gigantescas colas de personas, que, bajo la mirada atenta y amenazante de la policía y el Ejército, esperaban en las gasolineras para hacer acopio de keroseno y gasolina para los días próximos. Los comercios estaban cerrados debido a la fiesta semanal, aunque se dudaba ayer que abran sus puertas hoy y mañana, como no sea los de primera necesidad.
La relativa calma de la ciudad obedecía, sin embargo, a una actitud deliberada de los dirigentes de la oposición, más preocupados con los preparativos de la manifestación del domingo que con protagonizar los repetidos incidentes violentos de los días pasados. El domingo terminará oficialmente el período de duelo chiita, conocido como Moharram. Este año ha presentado características especialmente violentas por coincidir el simbolismo de la fiesta con la situación política que atraviesa Irán. El Moharrám simboliza la lucha de los chiitas contra el liderazgo dañino y corrupto de los primeros años del Islam.
Mujeres contra el sha
Pero ayer, en contraste con los días anteriores, sólo una manifestación se registró en toda la ciudad de Teherán. Unas 50.000 mujeres, respondiendo a un llamamiento de la oposición religiosa, se congregaron en la vecindad del cementerio de Teherán, encubiertas sus caras con velos negros y banderas negras o verdes, gritaron al unísono «muerte al sha». Una presumible catástrofe pudo evitarse, porque el Ejército ignoró por segundo día consecutivo cualquier tipo de manifestación masiva.
Esta actitud del Gobierno militar permitió confirmar la tesis previamente difundida a la prensa extranjera por una fuente próxima al primer ministro, general Azhari, de que la liberación durante esta semana del principal líder de la oposición no religiosa, Karin Sandjabi, ha permitido establecer un ligero canal de diálogo entre el Gobierno militar y la oposición.
Cortado el gas a la URSS
En otro orden de cosas, fuentes próximas a la industria petrolífera informan que ha sido cortado nuevamente el suministro de gas a la Unión Soviética, y que la situación laboral sigue deteriorándose. La producción ha bajado a menos de la mitad de su nivel normal, reduciéndose a escasos 2.600.000 barriles. Unos doscientos técnicos militares mantienen la producción en algunos pozos aislados, evitando así que el colapso sea total.
El escritor Hadj Sayed Javadi, presidente del Comité Iraní de Defensa de los Derechos de los Presos -el Sajarov iraní, según algunos periódicos norteamericanos-, fue detenido esta mañana, en unión de otras personas pertenecientes o próximas al citado Comité, en la residencia de Sayed en Teherán.
Testigos presenciales del arresto, llevado a cabo por unos cien soldados armados y varios policías vestidos de civil, afirman que el número de detenidos puede ascender a cerca de cincuenta.
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