Diez mil iraníes murieron por pedir la salida del sha
La oposición iraní ha calculado que más de 10.000 personas murieron el pasado año a manos de la policía y el Ejército por el delito de pedir públicamente el derrocamiento del sha. El baño de sangre se inició del 7 a 9 de enero en Qom, con una manifestaciones que arrojaron un balance de sesenta muertos Un mes más tarde la cifra se elevaba por encima del centenar en Tabriz y a partir de ese momento los disturbios se generalizaban en el país.La primavera finalizó con una primera jornada de duelo nacional convocada por los ayatollah, que exigían la aplicación de las leyes islámicas. La oposición contra el sha adquiría así un tono de nacionalismo religioso. En junio el número de muertos se cifraba ya en 5.000. Desde Irak, Jomeini llamaba al pueblo para derrocar al sha.
A finales de agosto el Gobierno de Amuzégar no pudo resistir la generalización de los disturbios, después de que la explosión de una bomba en un cine de Abadanx costase cuatrocientos muertos. Las concesiones a la jerarquía religiosa, la adopción del calendario islámico y la prohibición del juego no bastan para impedir que la población de Teherán se lance a la calle el 8 de septiembre. La intervención del ejército causa otros setecientos muertos, en tanto que el nuevo Gobierno de Charif Emani decreta la ley marcial por medio año.
La lucha contra la corrupción, anunciada por el nuevo Gabinete, no impide que en octubre se sucedan las huelgas generales. Fuentes oficiales reconocen que la producción petrolífera se ha reducido a una cuarta parte.
El domingo rojo (5 de noviembre), lleva al sha a entregar el poder a un Gobierno militar presidido por el general Gholam Reza Azhari. La detención de doce personalidades políticas (el ex primer ministro Hoveyda, seis ex ministros y el antiguo jefe de la policía política) es la primera medida de este Gobierno, que trata de mejorar la imagen del sha, pero que se ve obligado a disparar de nuevo contra los manifestantes. Las fuerzas opositoras, con Jomeini a la cabeza, han apostado ya por la caída del sha y más de dos millones de iraníes les apoyan en las calles de Teherán el 11 de diciembre.
Termina el año con la interrupción total de las exportaciones de petróleo y la caída del Gobierno militar. El socialdemócrata Shapur Bajtiar forma Gobierno el 6 de enero y anuncia públicamente que dimitirá si el sha no abandona el país. La formación de un consejo de regencia, una semana después, era ya el último paso antes de la salida de Mohammed Reza Pahlevi.
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