Clínica especial para abortos, en Londres

Un hospital londinense habilitará una clínica especial para abortos, después de que pacientes internadas en una sala ginecológica común escucharan sobrecogidas el primer y último grito emitido por un feto de veinte semanas. Antes de morir, algunas de las hospitalizadas seguían tratamiento para poder tener hijos.Comentando el incidente, ocurrido el verano pasado, un portavoz del hospital declaró ayer tajantemente que el feto no tenía ninguna posibilidad de vida y que el aborto fue provocado de acuerdo con la legislación británica sobre el tema. Apoyándose en sus aspectos más emotivos, organizaciones antiabortistas han intentado, con el apoyo de algunos diputados, que se abriera una investigación parlamentaria sobre lo ocurrido, que las autoridades sanitarias dan por zanjado.

La falta de una clínica especializada en contraconcepción dentro del recinto hospitalario obligó a que la paciente, a la que se había administrado una inyección intravenosa de prostaglandina para provocar la expulsión del feto muerto, fuera llevada a una sala ginecológica general, en donde culminó el aborto.

Según un portavoz de la Seguridad Social, este tipo de aborto -la inducción farmacológica de la expulsión del feto- ha dejado de practicarse, debido a sus repercusiones emocionales. La legislación británica prohíbe la práctica del aborto después de las veintiocho semanas de embarazo, salvo que peligre la vida de la madre.