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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Castilla, contra la periferia

El autor de Castilla de siempre y nunca es la primera vez que se asoma al campo de la novelística y deja de bucear en nuestra historia, especialmente la del siglo XVII. Sin embargo, este cambio de tercio deja de sorprender cuando se llega a la última página de la novela. Y no porque en ella no se observen las inclinaciones de nuestro autor hacia la historia, sino porque se trata de un libro que quiere insertarse en una problemática precisa de la España actual.El tema de la novela se centra en las autonomías regionales. Creo que éste es el primer intento que en España se realiza de novelar esta cuestión. Moñirio lo lleva a cabo de manera directa y sin dogmatismos. También con ironía y con humor. Este es, a mi juicio, el punto donde reside la máxima originalidad de la obra. Porque con esa visión especial Moñino aborda el problema de las autonomías desde Castilla, la Nueva y la Vieja, y no desde la España periférica, fijándolo cronológicamente en los meses que precedieron la proclamación de la II República.

Rafael Rodríguez Moñino: Castilla de siempre y nunca

Arcadia Libros. Madrid, 1979.

Así, ocurre que Castilla lanza la idea de la autonomía, al revés de como históricamente ha sucedido. Contra las regiones que, puede pensarse desde determinada óptica, no acudieron a la llamada de las grandes empresas históricas del Imperio español. La Castilla que quiere autonomía es la que una y otra vez luchó y fracasó en su realización y la que, sorprendentemente, se desliga de un destino nacional o imperial, del cual es, a la vez, protagonista y víctima. Es decir, toda una inversión histórica, realizada con ironía y también amargura.

En la novela se hallan bien presentes las tierras de Segovia y Avila, las de Valladolid y las salmantinas y burgalesas, con sus tipos humanos, sus costumbres, sus alicortas ilusiones, sus soberbias y sus falsedades. De todos estos parajes y hombres se desprende con claridad un suave resentimiento hacia lo que hoy es la España autonómica, y que, pudiera pensarse, reclama sus derechos y su libertad frente a otra España que también perdió su libertad y tampoco goza de derechos.

Constituido voluntariamente en representante de una España que igualmente tiene sus agravios y que posiblemente ha ganado muy poco de tanta gloria épica, a Moñino le resulta incómoda y hasta cierto punto incomprensible la situación planteada en su novela. De algún modo en sus páginas se refleja el sentimiento dolorido del español, si es que puede hablarse del español integral, hacia la falta de sentido común y de justicia al abordar problema tan vital para España como es el autonómico.

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