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Oposición generalizada a las medidas propuestas para reducir la contaminación atmosférica

Las medidas estudiadas la semana pasada por la Comisión Provincial del Medio Ambiente, como parte de un plan de emergencia contra la contaminación, han encontrado una oposición generalizada tanto en el Ayuntamiento, en centrales sindicales de trabajadores de alimentación y en sectores de taxistas, por lo que es posible que el plazo de aprobación que, en principio, parecía corto, se retrase ilimitadamente.

Las dos medidas adoptadas, consistentes en la obligación por parte de los transportes públicos de usar gases licuados del petróleo, en vez de gas-oil o gasolina, y la prohibición de reparto de botellería entre: las nueve de la mañana y las dos de la tarde, suponen, según los organismos afectados, numerosos problemas económicos, legislativos, laborales y sociales.Carlos Carrasco, delegado provincial de Medio Ambiente, informaba la semana pasada que la comisión que él preside había aprobado las dos medidas citadas para evitar que, en el futuro, pudieran rebasarse los grados de emergencia. Sin embargo, la decisión, que aún tiene que ser estudiada por la Comisión de Colaboración, formada por miembros de la Administración central y de la Administración local, y ratificada por el gobernador civil, ha encontrado una fuerte contestación, según se puso de manifiesto en la reunión que se celebró el pasado, jueves en el Gobierno Civil, a la que asistieron el delegado de Saneamiento del Ayuntamiento y representantes de UGT y CCOO de la alimentación.

Todos en contra

Como consecuencia de esta reunión, las ejecutivas de estas centrales han iniciado el estudio de lo que supondría aplicar una medida que ha sido calificada de arbitraria, desusada y perjudicial. El reparto de botellería, que es realizado en Madrid por uno 4.500 trabajadores en unos tres cientos vehículos, «no puede realizarse de siete a nueve de la mañana y por la. tarde», según dijeron los representantes sindicales consultados. Los motivo expuestos son de diversa índole y van desde los laborales a los sociales. «En primer lugar sería trasladar el problema de hora, ya que si repartiérarnos a las seis de la tarde se produciría la misma situación que ahora se quiera evitar. Los colegiales, las personas que salen de su trabajo, los que toman el automóvil para ir al cine se encontrarían con el mismo problema del reparto. Por otra parte, el horario afectaría a los contratos de los trabajadores que ahora tienen un horario continuado y que de Pronto podrían encontrarse con unos contratos por hora de trabajo realizada, ante la imposibilidad de poder ejercer su actividad continuadamente. Es una barbaridad y no entendemos cómo todavía no se ha consultado a las empresas que resultarían afectadas, ni a los detallistas que abren a las nueve de la mañana y se encontrarían sin género hasta la tarde. Aplicar esta medida supondría tirar por la borda todo el sistema de trabajo de reparto», manifestaron los representantes de CCOO y UGT.La medida, según explicó Carlos Carrasco en la reunión, podría aplicarse en siete distritos: Centro, Arganzuela, Villaverde, Retiro, Moratalaz, Salamanca y Chamartín, que reciben el 70% aproximadamente del reparto de botellería. La prohibición de repartir entre las nueve y las dos de la tarde no fue tratada más que como una posible solución, ya que, ante la actitud de los representantes sindicales, que creían incluso que el motivo de la reunión era el estudio de las agresiones sufridas por los repartidores, se explicó que era una toma de contacto.

«No entendemos tampoco por qué no estaba invitada la Delegación de Transportes del Ayuntamiento, cuando sabemos que tienen preparada una ordenanza de carga y descarga a la que nosotros hemos hecho, como centrales sindicales, nuestras observaciones.»

Según se acordó, en el transcurso de esta semana habrá una nueva reunión para tratar el tema y ver las alternativas presentadas por los trabajadores. «Nosotros no tenemos que presentar nada, ya que consideramos que la medida excede a nuestro campo y en él debería entrar el Ayuntamiento. En estas conversaciones deberían estar presentes todos los afectados; como posibles soluciones, sin llegar a prohibir el reparto, hay muchas, pero no somos nosotros los que las tenemos que tomar. »

Si el reparto de botellería ha provocado un rechazo casi generalizado, el tema de la sustitución del combustible usado por los transportes públicos por gases licuados del petróleo (GLP), no gusta demasiado ni al Ayuntamiento ni a los taxistas.

Una sustitución costosa

Según los estudios realizados, el 32% de la contaminación, se debe a los taxis, el 29% a los autobuses, el 121,1 a las furgonetas de reparto y el resto a las calefacciones.Sin embargo, aunque está demostrado que el cambio de gasolina y gas-oil por GLP conllevaría una importante reducción de esos porcentajes, la Delegación de Saneamiento parece querer buscar otras alternativas. «Transformar a GLP una flota de autobuses como la de la EMT es muy costoso y el tema del GLP, por su peligrosidad, hay que estudiarlo más a fondo. Antes se podría volver a experimentar con el doble motor, que consigue una inyección de GLP en el gas-oil, o ver los efectos reales de la aplicación de la ordenanza municipal sobre medio ambiente, que podría hacer decrecer la contaminación en un 20%», manifestó Francisco Gutiérrez, delegado de Saneamiento del Ayuntamiento.

Los ensayos citados, realizados en 1975-1976, consistieron en ver los efectos en trece autobuses que funcionaban con una mezcla del 25% de GLP y el resto de gas-oil. Los equipos, que entonces costaban unas 50.000 pesetas, no se compraron porque faltaba una normativa para su instalación por parte del Ministerio de Industria. La otra alternativa, consistente en la sustitución del motor, para usar únicamente GLP, además de suponer un fuerte desembolso, conllevaba la reforma de los talleres de la EMT por valor de cientos de millones de pesetas.

Los taxistas, por su parte, se entrevistarán el miércoles con el gobernador, después de que el pasado sábado, Luis Fernández, en nombre de la Federación de Trabajadores Autónomos, pidiera al señor Rosón una clarificación del tema. «Se está hablando de poner GLP a los transportes públicos, cuando 11.000 taxis tienen este sistema, que si bien está primado -una bombona de quince kilos cuesta 345 pesetas-, no puede ser adquirido más que en unos cuantos puntos situados en la periferia. Eso sin contar con la falta de peso y de calidad puesta de manifiesto en las averías sufridas en unos 2.000 equipos, al meterse las adherencias de las botellas en el gasificador, y en que a veces una bombona nos da para hacer 140 kilómetros y otras para doscientos», dijo el señor Fernández.

El tema de la seguridad parece ser el que más preocupa, ya que estas averías y el cambio constante de bombonas aumentan el peligro. «Si por hacer un servicio a los madrileños cambiamos de sistema y usamos GLP, no podemos tener sólo un punto de venta durante la noche en todo Madrid y estar temiendo continuamente que se produzca una explosión. Primero es necesario resolver los problemas de los que ya tenemos el sistema y después que se amplíe a los demás, en unas buenas condiciones. »

Entre tanto, y con el fin de mantener un control más rígido de la difusión de la contaminación, hoy se lanzarán en el Retiro varios globos meteorológicos.

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