Aprobada en el Congreso la orgánica que regula los criterios básicos de la defensa nacional
El Pleno del Congreso de los Diputados ratificó ayer en votación de totalidad la ley orgánica sobre criterios básicos de la defensa nacional y de la organización militar, por 291 votos favorables, dos en contra y dos abstenciones. Los votos contrarios correspondieron al diputado de Unión del Pueblo Canario, Fernando Sagaseta, y a la diputada de Coalición Democrática María Victoria Fernández España; las abstenciones al parecer fueron dos errores de votación. También se refrendó en el Pleno la ley orgánica del Consejo de Estado, que tuvo 268 votos favorables, veinte negativos (del Grupo Comunista) y dos abstenciones.
Antonio Carro, del grupo de Coalición Democrática, estuvo a punto de hacer fracasar el consenso previamente establecido entre UCD, PSOE y la Minoría Catalana para que prosperase una enmienda transaccional propuesta por Llibert Cuatrecases, de este último grupo, que resolvía el enfrentamiento sobre el carácter de la Guardia Civil en el proyecto de ley orgánica que regula los criterios básicos de la defensa nacional y de la organización militar. Finalmente se aceptó la enmienda, concluyó el debate de todo el articulado del proyecto de ley orgánica y la Guardia Civil sigue configurada con su doble dependencia del Ministerio del Interior y del de Defensa.La dificultad se suscitó cuando Carro, en nombre de Coalición Democrática, se opuso a que se admitiera a trámite la transaccional que había propuesto Cuatrecases. De acuerdo con el reglamento, basta la oposición de un grupo para que una enmienda transaccional sea inviable. Luis Solana, del Grupo Socialista, pidió un descanso y representantes del Gobierno de UCD y de los socialistas: consiguieron que Carro reconsiderase su postura y la enmienda pudiera ser tramitada y, posteriormente, aprobada.
El tema se inició con una intervención del comunista Simón Sánchez Montero, que proponía la supresión del título sexto de la ley, artículos 38 y 39, dedicados a la Guardia Civil, por entender que la regulación de este cuerpo no tenía cabida en una ley específicamente dedicada a los temas de defensa. «No tenemos nada contra la Guardia Civil», afirmó Sánchez Montero, que dedicó elogios al cuerpo, pero insistió en que no debía contemplarse su definición en una ley orgánica destinada a las Fuerzas Armadas.
Luis Solana, por el Grupo Socialista acudió a la tribuna para «intentar racionalizar un debate que sobre el papel tenía aristas cortantes», según afirmó el propio diputado. En su opinión, unos desean convertir a la Guardia Civil en una Policía Nacional bis y otros en un cuerpo especial de infantería, pero para los socialistas, ambos modelos llevan a confusión.
Acudió entonces a un largo examen histórico de la Benemérita y afirmó luego que no hay un solo texto militar que explique cuál es el juego de la Guardia Civil en el conjunto de la defensa, y argumentó que para entender su papel en la hora actual hay que preguntarse por el concepto de seguridad nacional y convenir en la necesidad de un escalonamiento de objetivos en esa seguridad, encomendados a distintas fuerzas.
Solana concluyó su intervención rogando al ministro de Defensa que hiciera llegar la transcripción de estos debates a los cuarteles y unidades militares para evitar distorsiones en la interpretación.
Antonio Carro defendió entonces un voto particular por el que se oponía a la enmienda socialista y defendió el carácter estrictamente militar de la Guardia Civil, que, en su opinión, debe seguir manteniendo.
El problema se centraba en que el texto del artículo 38, tal como ha llegado al Pleno desde la comisión, comenzaba por afirmar que «la Guardia Civil es un cuerpo militar y como tal, adscrito al Ejército de Tierra, que depende del Ministerio de Defensa en cuanto a su disciplina y servicios de carácter militar». En las funciones relativas al orden y la seguridad pública, depende del ministro del Interior.
Antonio Jiménez Blanco, en nombre de UCD, explicó que la enmienda del Grupo Comunista trataba de borrar de un plumazo a la Guardia Civil de esta ley orgánica dedicada a la Defensa, mientras que «los socialistas tratan habilidosamente de calificarla como puente entre las Fuerzas Armadas y la policía, pero al final la dejan sin definirse».
Jiménez Blanco explicó que el problema no es sólo de dependencia, sino de naturaleza y que, en opinión de su grupo, el carácter militar de la Guardia Civil es el que había dado al cuerpo el prestigio que mantiene y el que ha hecho posible que el cuerpo se mantuviera a lo largo de distintos regímenes políticos. Hizo también una referencia tácita, aunque suficientemente clara, a la fidelidad de la Guardia Civil a la República, en el momento de producirse la rebelión militar de 1936.
Fue entonces cuando el diputado de la Minoría Catalana, Cuatrecases, tomó la palabra para advertir que los argumentos de socialistas y centristas tenían una importante coincidencia en cuanto a los objetivos y caracterización de la Guardia Civil y ofreció la transaccional que más tarde resultó aprobada por la Cámara. El texto es el siguiente:
«En tiempo de paz, el cuerpo de la Guardia Civil dependerá del ministro de Defensa, en el cumplimiento de las misiones de carácter militar que por su naturaleza se le encomiende y del ministro del Interior en el desempeño de las funciones relativas al orden y la seguridad pública, en los términos que establezca la ley orgánica prevista en el artículo 104 de la Constitución.»
«El reglamento orgánico del cuerpo de la Guardia Civil será aprobado por el Gobierno a propuesta de los ministros de Defensa e Interior y regulará, de acuerdo con la ley, su organización, funciones, armamento y el régimen de personal y disciplina.»
Cuando se reanudó el pleno, después de la interrupción que antes se ha mencionado para negociar la oposición de Carro a que se tramitase la enmienda, este anunció que su grupo no deseaba practicar la obstrucción parlamentaria, pero que, en todo caso, entendían que más que una transacción se formulaba un texto nuevo y anunció el propósito de votarlo negativamente. El marcador electrónico señaló 273 votos favorables al texto antes transcrito, siete negativos y tres abstenciones.
El artículo 39 fue aprobado con su redacción original que establece: «En tiempo de guerra y durante el estado de sitio, la Guardia Civil dependerá exclusivamente del ministro de Defensa
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