El alcohol, desterrado de la vida oficial en Suecia

El Parlamento sueco aprobó el miércoles, por 184 votos a favor y 132 en contra, que, a partir de 1981, las empresas privadas no podrán ya deducir los gastos de representación al hacer su declaración de impuestos si en el curso de recepciones o comidas de negocios se sirven vino u otras bebidas alcohólicas.

A los dignatarios extranjeros que visiten Suecia como invitados del Ministerio de Asuntos Exteriores, por ejemplo, sólo se les ofrecerá vino, cerveza o champaña. En las embajadas suecas no serán servidas bebidas alcohólicas fuertes durante las recepciones a las que asistan sólo ciudadanos suecos. Si hubiera presencia extranjera, se seguirán ofreciendo bebidas alcohólicas fuertes, pero no más de lo «que es conforme a las buenas maneras y costumbres», según asegura el Ministerio sueco de Asuntos Exteriores.

El Parlamento sueco rechazó, sin presentar moción alguna de votación, la propuesta de cerrar los sábados los almacenes estatales de venta de bebidas, el mantenimiento de un archivo público de las compras individuales de bebidas y la prohibición de la importación de bebidas alcohólicas libres de impuestos al regreso del extranjero. La medida adoptada contra el consumo de bebidas alcohólicas por parte de los funcionarios del Gobierno es sólo una de las incluidas en la actual campaña contra el alcoholismo que se está llevando a cabo en Suecia.