Parábola incompleta
Esta historia comienza como tantas otras, pidiendo cinco pesetas para el Metro o para el autobús o para lo que sea. El interpelado no se da por aludido y prefiere seguir adelante. Todo ocurre en una calle céntrica, como la de Atocha, a las 8.30 de la tarde.Como tantas otras historias, prosigue con una segunda intentona -muchas veces no se espera a la tercera-, en la que ni siquiera se dé, sólo se intimida a la víctima y se le sustrae lo que de valor lleva en ese momento.
Una escena vulgar podría decirse, poca imaginación la del autor alegarían otros. Bien es verdad que no se sale de los cánones establecidos por la gramática. Pero he aquí que el autor ha introducido una variante; en la última parte del acto, antes de llevarse a cabo el delito, la víctima pide ayuda a los transeúntes. Pero todos dan un rodeo; el «buen samaritano » no aparece. El acto termina con la solicitud angustiosa del protagonista implorando solidaridad. /
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