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Carter prepara un plan de reestructuración industrial en Estados Unidos

Cara a un segundo mandato, que una victoria en noviembre del republicano Ronald Reagan puede poner en duda, la Administración demócrata que dirige el presidente Jimmy Carter prepara un proyecto de reestructuración industrial, destinado a estimular y potenciar ciertos sectores industriales norteamericanos, los de alta tecnología, en general, y reducir los efectos de la crisis económica en otros sectores tradicionales, como la siderurgia, el automóvil y el naval, afectados por la competencia exterior.

El plan de reindustrialización de Carter todavía no es conocido con detalle. En principio se creyó que sería público antes de la convención nacional del Partido Demócrata, que se celebró esta semana en Nueva York, sin embargo, Carter parece dejar para las próximas semanas la aparición del nuevo programa. Electoralmente, sus pormenores podrían incidir en el voto en los Estados más industrializados (Illinois, Michigan y Pennsilvanía), donde los efectos de la crisis económica actual son patentes, principalmente en el sector del automóvil.Es probable que las iniciativas de Carter se acompañen de ciertas orientaciones de carácter proteccionista, sobre todo respecto a Japón, cuyas exportaciones de automóviles hacia el mercado norteamericano cubren más del 25% del mercado y son uno de los factores de la espectacular baja de ventas,(menos del 30% de promedio en relación con el año pasado) que ha sufrido la industria automovilística de Detroit durante el primer semestre de 1980.

La plataforma política aprobada en la convención, nacional demócrata, en Nueva York, recuerda una serie de principios generales de orden económico e industrial, en su capítulo destinado a la «reestructuración industrial, incremento de la producción y la competitividad» se exponen ideas generales de lo que, seguramente, será el plan del presidente Carter. Una reducción de las cargas impositivas y una selectividad de las inversiones, en sectores industriales de punta, serían dos de los principales ejes del plan. La investigación y el desarrollo tecnológico y una reestructuración de las industrias clásicas en crisis (automóvil, siderurgia y naval) forman parte también de los enunciados generales.

Según William Miller, secretario norteamericano del Tesoro, no sería necesario crear nuevos organismos federales de crédito para estimular la reforma industrial que proyecta la Administración Carter. «Estoy convencido de que el capital no es ningún problema», declaró Miller. Es evidente que, en el país que creé el capitalismo en su versión moderna, hay serias reservas a una intervención pública en sectores industriales.

Un diálogo social, de carácter tripartito, entre empresarios, sindicatos y Administración, podría también figurar en el plan del presidente Jimmy Carter de reindustrialización para Estados Unidos. Los sindicatos, no obstante, se muestran reservados sobre una especie de «pacto social», moderando salarios para conservar puestos de trabajo, a fin de facilitar un proceso de cambio en la industria norteamericana, destinado a situarla en su conjunto a niveles de competitividad que hoy le restan, en especial, japoneses y europeos. La respuesta unánime de los sindicatos ante la crisis es pedir mayor proteccionismo, sobre todo en el caso del automóvil. Pero tanto la actual Administración Carter como una eventual administración Reagan, deberán ser muy prudentes antes de aplicar medidas comerciales proteccionistas al mercado de Estados Unidos que hagan peligrar acuerdos internacionales en el seno del GATT y desencadenar análogas contrapartidas en otros países industrializados, importadores de productos norteamericanos.

El presidente Carter, hasta ahora, ha evitado toda orientación coyuntural proteccionista. Parece más inclinado a ir al fondo del problema que pasa por la reestructuración, que puede ser larga y penosa para muchas empresas, de la industria norteamericana.

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