Los trabajadores polacos secundaron de forma masiva el llamamiento a la huelga del sindicato independiente
La prueba de fuerza entablada ayer, por segunda vez en este mes, entre los sindicatos libres polacos y las autoridades comunistas en relación con la semana laboral de cinco días parece haber dado más ventaja a Solidaridad, la organización laboral presidida por Lech Walesa.
Millones de trabajadores polacos, en una cifra difícil de apreciar, pero superior incluso a los que pararon el pasado sábado día 10, cerca de diez millones, no acudieron al trabajo, siguiendo las instrucciones de Solidaridad.El llamamiento personal de Lech Walesa para la «huelga de hecho» de ayer se siguió masivamente en todo el país, aseguraron fuentes sindicales y oficiosas. El paro fue general en las grandes industrias polacas.
En las grandes ciudades del centro del país y el litoral báltico, Varsovia, Czestochowa, Kielce, Lublin, Rzeszow, Gdansk y Szczecin, las mayores factorías, los puertos y los astilleros pararon, según informaciones de los sindicatos regionales (MKZ) confederados a Solidaridad.
Según las primeras estimaciones del MKZ de Cracovia, en Siderurgias Lenin, con 40.000 obreros, el 85% de la plantilla no acudió al trabajo.
La radio polaca, por su parte, anunció que la dirección de los astilleros Comuna de París, de Gdynia (base del ala radical de Solidaridad) dio vacaciones a sus obreros con el fin de evitar un envenenamiento de la situación.
Por lo que se refiere a Varsovia, la propia radio oficial reconoció que las consignas sindicales se siguieron ampliamente en las grandes fábricas. Así, según el locutor, no trabajó el 80% de FSO-Zeran (fábrica de automóviles con licencia Fiat), Rosa Luxemburgo (utillaje eléctrico) y Ursus (fábrica de tractores, base de la revuelta de 1976). Y pararon también cerca del 50% de obreros de las acerías Hutta Warszawa.
La llamada personal de Walesa parece haber tenido también un eco favorable en las pequeñas empresas. La radio declaró que en una fábrica de muebles de Slupsk (120 kilómetros al oeste de Gdansk) sólo 74 obreros de un total de 1.075 acudieron al trabajo.
En cuanto al comercio y los transportes públicos, funcionaban en todo el país, aunque con menor servicio, si bien en algunas regiones los almacenes cerraron o redujeron los horarios de venta.
Sea cual fuere el desenlace de este segundo enfrentamiento, que se desarrolla en calma por todas partes, pesará notablemente en las próximas conversaciones que deberá tener Solidaridad y el Gobierno para tratar el espinoso asunto de los sábados libres. La última entrevista al respecto entre el primer ministro, Josez Pinkowski, y Walesa acabó en un fracaso. Sin embargo, los lazos no se han roto del todo, como lo dio a entender el portavoz gubernamental, Jozef Barcki, anunciando una nueva reunión entre las dos partes la próxima semana.
El presidente de la asociación de periodistas polacos, Stefan Bratkowski, escribió ayer un artículo, publicado por varios periódicos del país, en el que reivindica que tener los sábados libres no significa que los polacos quieran trabajar menos, sino que se niegan a trabajar en las condiciones actuales.
«Los polacos estarían dispuestos a trabajar sesenta horas por semana si supieran que este trabajo tiene un sentido y va a dar resultado», manifestó Bratkowski.
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