Un empresario ejemplar
El español que más declaró a Hacienda hace dos años, Luis Suñer Sanchís, nació en Alcira (Valencia), hace 71 años, y es miembro de una familia de cuatro hermanos, de la que quedan él y otro hermano, médico. En 1978 declaró 448 millones de pesetas de ingresos y 2.095 millones de patrimonio, lo que le proporcionó el primer puesto en la lista de contribuyentes. «Puede que sea el que más declare, pero no el más rico», declaró entonces. En el quinto puesto de las declaraciones de aquel año figuraba su yerno, con doscientos millones de ingresos.La historia de este empresario floreciente y emprendedor, propietario de las empresas Avidesa y Cartonajes Suñer, y del que dependen más de 2.000 puestos de trabajo, empezó desde abajo. Cuando tenía doce años, él y sus tres hermanos ayudaban a sus padres a confeccionar pequeños envases de cartón. Este fue el origen de Cartonajes Suñer, una empresa heredada de sus padres, que en 1979 facturó 1.400 millones de pesetas. Tras la guerra civil esta empresa sufrió dos incendios, pero el tesón del empresario pudo más que el infortunio. En 1944 inventó un tipo de caja sin rigidez, apta para portar inyecciones, que le abrió las puertas de todos los laboratorios.
La factoría Avidesa, clave del complejo industrial de Suñer, fue declarada empresa ejemplar en 1964 y consta de siete grandes factorías distribuidas en una superficie superior a los 500.000 metros cuadrados. Su facturación supera los 10.000 millones de pesetas. Cuatro de estas factorías se destinan al ciclo completo de la producción de pollos, y las otras, a la fabricación de helados, piensos compuestos y platos preparados. Esta última fue inaugurada el pasado 31 de marzo, cuando aún estaba en poder de sus secuestradores, y su apertura corrió el riesgo de la falta de liquidez por la ausencia del empresario, que ha hecho de la reinversión el principio motor de sus negocios.
Papensa -una empresa dedicada al papel tisú, servilletas, etcétera-, es la última muestra del papel de mecenas empresarial que Luis Suñer ha asumido. Hace un par de años recibió la solicitud de los trabajadores para salvarla de la «quiebra absoluta», y él aportó el capital necesario.
La clave de su fortuna la constituyó la cría de pollos, coincidiendo con el boom económico de los años sesenta, y de ahí le viene su sobrenombre de el rey del pollo. En la reforma del sector avícola emprendida en 1979, Luis Suñer apostó por la modernización y diversificación de actividades para mantener la rentabilidad. En el reajuste le sobraron noventa trabajadores que no despidió, sino que destinó a la nueva factoría de platos preparados.
Su éxito empresarial está en contradicción con la desgracia famillar que le ha perseguido. Su primera mujer murió hace poco más de cinco años y su único hijo varón, el heredero de Avidesa, hace dieciocho. Su hija María del Carmen posee el 50% de las acciones del complejo industrial.
El carácter familiar que ha dado a su gestión empresarial ha evitado prácticamente las tensiones laborales en sus empresas y le ha proporcionado una cierta fama de empresario paternalista. Querido en el pueblo y admirado por sus trabajadores, Luis Suñer ha gozado siempre de fama de generoso.
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