La masacre de Líbano y la conciencia universal
Con una excusa irrelevante, el Gobierno Beguin ha emprendido una operación militar sobre Líbano, cuyas motivaciones profundas y objetivos estratégicos permanecen en una relativa oscuridad.Este debería ser el encabezamiento de un "análisis sobre las jugadas que en el tablero internacional, llámese Atlántico sur, Oriente Medio o cualquier otro punto, se están poniendo en marcha en los últimos meses. Pero no será ésta la ocasión en que hablemos de las razones de la nueva y peligrosa tensión mundial al servicio de los intereses de una creciente bipolarídad.
Hoy trataremos de aprovechar, en el sentido más duro de la palabra, la terrorífica acción bélica emprendida en Líbano para denunciar la falta de conciencia universal de la que todos deberíamos sentirnos responsables. Decenas de miles de muertos y heridos entre la población civil, desde niños hasta ancianos, han pagado y están pagando el altísimo precio de las maquinaciones de los estrategas políticos situados a veces a miles de kilómetros de distancia.
Da la impresión de . que estamos viviendo en un mundo plagado de contradicciones inexplicables. Movimientos en favor de la paz y del desarme, que parecen poner de manifiesto un deseo generalizado de frenar la carrera hacia el desastre, se están produciendo al mismo tiempo que la insensibilidad colectiva ante la tragedia irreparable de miles de personas en Líbano.
Para los supervivientes de la masacre, el concepto de la paz habrá perdido todo su sentido durante muchos años. Los niños que hayan visto desaparecer a sus familias no pueden ser portavoces de la paz del futuro, sobre todo porque tardarán poco en aprender la lección de la falta de solidaridad universal ante su destino.
No alcanzo a saber si es ésta una reflexión política o volverá a ser calificada como una actitud naïf que no tiene nada que ver con lo que normalmente se entiende por política. En todo caso hay algo que me dice internamente que o la política es esto, la preocupación concreta por el sufrimiento humano y la lucha tenaz por la liberación, en el sentido más hondo de la palabra, de personas y pueblos concretos, o la política continuará siendo el oficio de unos pocos a los que el resto de la sociedad soporta, pero contra los que de una forma u otra empiezan a rebelarse.
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