Los ministros europeos de finanzas no resolvieron ayer la amenaza francesa de salida del sistema monetario europeo
Ocho horas de reuniones conjuntas o bilaterales entre los ministros de finanzas y los presidentes de bancos centrales de la Comunidad Económica Europea (CEE) no fueron suficientes para encontrar un reajuste monetario ayer en Bruselas. De entrada, el francés Jacques Delors amenazó, si no se llegaba a un acuerdo, con retirar a Francia del sistema monetario europeo (SME). En otras palabras: París pidió de nuevo a Bonn que pagara la factura del éxito alemán revaluando el marco (DM). Y a la una y media de la madrugada, cuando los asistentes se despidieron para dormir y continuar hoy a las 9.30 horas, había esperanzas de solución, pero la amenaza se mantenía. El problema va mucho más allá de un puro desacuerdo monetario. Afecta a los principios mismos de la CEE. El plazo máximo: las dos de la madrugada del lunes, cuando abre el mercado de Tokio. En estas horas está en juego la solidaridad europea.
Tras dos semanas de intensas especulaciones, la reunión de los ministros y gobernadores de los bancos centrales había sido convocada el viernes pasado a instancia de la RFA, "como presidente de turno de la CEE", y fue precedida por otra del Comité Monetario Europeo. Al despedirse hasta hoy, el ministro alemán, Gerhard Stoltenberg, dijo que las negociaciones son muy difíciles, pues no se ha planteado un problema bilateral, sino multilateral.Por su parte, el francés Jacques Delors, en línea con la matización de sus declaraciones iniciales, intentada por sus portavoces a lo largo de la tarde y noche, se mostró a la una y media de la madrugada más optimista. "Va mejor", afirmó, "y Francia está dispuesta a contribuir a una solución si la CEE sale adelante". También reiteró, junto a la amenaza matizada, que llegarán a "una conclusión" antes de que mañana se abran los mercados de divisas y se inicie en Bruselas la prevista reunión de jefes de Estado y de Gobierno de "los diez" miembros, convocada para tratar especialmente sobre los problemas del desempleo y la cuestión de la agricultura mediterránea, íntimamente ligada a la ampliación de la Comunidad.
"Quiero poner un preludio a la cumbre europea", apuntó Delors después de reconocer que habían tratado sobre los montantes compensatorios por productos agrícolas, la política exterior de la CEE y el mercado interior. Su mejor humor fue patente en la despedida: "Buenas noches", dijo en castellano. "Ah ... Bueno, todavía no es la ampliación", se corrigió sonriente mientras los presentes pensaban en el deseo español de ingresar. "Guten nacht", terminó (buenas noches, en alemán).
Aunque los observadores de la lógica del SME llegaron a pensar anoche que el acuerdo técnico estaba prácticamente logrado, separando las cotizaciones del franco y el marco del 7% al 9%, con cesiones asimétricas en favor de la no devaluación gala, las impresiones de última hora desmentían esta posibilidad.
Los franceses han insistido en una revaluación fuerte de la divisa germana, acompañada de movimientos del conjunto de las monedas para que el franco no pierda pardidad. Pero Dinamarca, Bélgica y Luxemburgo, y con algunos matices Italia, no quieren esta solución. Una de las probabilidades es que todo quede en una revaluación grande del marco (se habla del 5 al 6%) y en la paralela devaluación del franco (quizá entre el 2% y 3%).
Con la tercera devaluación del franco desde la llegada al poder de los socialistas en Francia, en mayo de 1981, el reajuste del SME afectaría, a la alza, también al florín holandés, y a la baja, a la corona danesa, la lira italiana y la libra irlandesa. Bélgica quiere que su franco se mantuviese estable, al señalar que su devaluación en febrero de 1982 era "la última". Los gobernantes daneses prometieron estabilidad a sus electores. El último reajuste del SME tuvo lugar en junio, con una devaluación del franco francés de un 5,75% y una revaluación del marco de 4,20%. La libra esterlina no está en el sistema, pero se vería también afectada a la baja.
Pulso entre París y Bonn
Es un pulso entre París y Bonn. Francia pedía la revaluación autónoma del marco, asegurando que "no hay razón para ponernos en el banquillo. Alemania ha revaluado unilateralmente una decena de veces. No veo por qué hoy no lo va a hacer". Delors, que habló de "gentes arrogantes y poco comprensivas", expresó su "tristeza", añadiendo que "no hay base de acuerdo posible".
"La gravedad de la falta de acuerdo", había dicho Delors al entrar en la reunión por la tarde, "se extiende a la política agrícola comunitaria (los precios y ayudas), la política exterior común -especialmente las relaciones comerciales con EEUU y Japón-, el presupuesto de la CEE y el funcionamiento del SME. Si nada evoluciona, Francia se saldrá del SME". Se ha señalado que, de ceder Bonn a las presiones francesas para salvar el franco, exigiría a cambio un programa austero en Francia de lucha contra la inflación y contra el endeudamiento exterior.
La crisis monetaria supera, pues, el mero ámbito del mercado de divisas. Afecta a las políticas económicas de Francia y la RFA y a la propia estructura de la CEE. Francia puede devaluar, pero incluso así tendría que ceder a las presiones alemanas para un cambio en su política.
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