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Portugal cuenta en días, y no en horas, el plazo exento de la 'tasa de frontera'

La tasa de frontera ha provocado el primer incidente serio en el puesto aduanero de Caya, en la ruta Madrid-Lisboa, cuando alrededor de 1.000 españoles que regresaban después de haber pasado el puente de Todos los Santos en el país vecino se negaron a pagar los 1.000 escudos -unas 1.200 pesetas- que, en concepto de impuesto fronterizo, exige el Gobierno portugués por una ley que entró en vigor la semana pasada. La causa del incidente fue que las autoridades portuguesas cuentan el plazo en días, y no en horas, con lo que turistas y guardias fronterizos no se pusieron de acuerdo sobre si los primeros debían pagar.Ante la actitud de los viajeros que se negaban a abonar el impuesto, y cuando en la explanada de la frontera se había congregado ya una quincena de autocares repletos de excursionistas, la Guardia Fiscal portuguesa llegó a sacar sus armas para impedir que el numeroso grupo que protestaba interrumpiese el tráfico.

El momento de mayor tensión se vivió a las 17.30 de la tarde del martes, aunque ya desde por la mañana empezó a generarse el problema, informa Elisa Blázquez desde Badajoz. Sobre las 11.00 comenzaron a llegar al paso fronterizo de Caya los primeros autobuses españoles con excursionistas que se negaron a pagar, puesto que habían permanecido en el vecino país menos de las 72 horas que estipula la ley.

Al parecer, los encargados del control de impuestos no tenían consignada la hora exacta en que los autocares entraron en Portugal, y además en la última orden llegada al puesto no se hablaba de un plazo de 72 horas, sino de tres días. Mientras los turistas que pasaron el puente en Portugal y volvieron a la frontera el martes a un hora más temprana que aquella en la que salieron de España el sábado entendían que no tenían que pagar, por no haber agotado las 72 horas, los guardias contaban: cuatro días naturales, por lo que exigían el pago del impuesto.

Pistolas fuera

Esta diferencia de criterios originó fuertes discusiones entre viajeros y guardiñas, y la tensión subió por mornentos, hasta que los policías llegaron a esgrimir sus pistolas ante los turistas. El cónsul de España en Elvas se trasladó inmediatamente a la frontera desde, donde se iniciaron las gestiones con Lisboa para solucionar el conflicto. Poco después, y tras estas gestiones, a las que se sumó la embajada española en la capital portuguesa, el jefe de la Guardia Fiscal de la frontera recibió órdenes para dejar marchar al grupo.Aparte de sentirse timados en cierto modo por la peculiar forma de contar el plazo, los trámites que oririgina el impuesto causan a los viajeros un considerable retraso. Cabe advertir, además, que el impuesto debe pagarse en moneda portugues a, por lo que el turista que al llegar a la frontera se ha desprendido ya de sus escudos, tiene que volver a cambiar para satisfacer la tasa.

Carlos Álvarez, canciller del consulado general en Elvas, restó ayer impcirtancia al incidente, manifestando que lo preocuapante es que situaciones iguales o parecidas pueden repetirse en cualquier momento.

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