La Vuelta-84, una lucha española
La primera ronda ciclista nacional, más suave en el trazado, tendrá este año una participación extranjera mediocre
La Vuelta Ciclista a España, en su edición 1984, parece destinada a ofrecer un espectáculo fraticida entre los siete equipos profesionales españoles. La participación extranjera es mediocre y, salvo alguna sorpresa, poco adecuada para una carrera larga por etapas. Moser y Saronni llevarán consigo la fama de extranjeros a batir, pero ambos ya reconocen de entrada que su objetivo no está en la Vuelta. Todo queda, pues entre españoles, y también la posibilidad de comprobar si por ellos mismos son capaces de dar suficiente espectáculo. Hay morbo y candidatos sobrados para ganar la prueba. Se dilucida, en principio, qué ciclista español puede empezar a ser considerado el número uno.
La lista de aspirantes al triunfo en la Vuelta de este año es larga, pero un triunfo extranjero cabría calificarlo de fracaso. Esta vez no estarán Hinault ni Fignon, ni siquiera el irlandés Kelly, gran dominador en lo que va de temporada. La Vuelta cosechará, al menos, en esta edición, diversos récords entre los que están el de mayor número de participantes, 130 ó 140 si a última hora se consigue la participación de un equipo holandés, Y unos premios muy elevados (por ejemplo, un millón de pesetas para el ganador), a la par que un presupuesto en consonancia con pruebas europeas, 170 millones de pesetas, de los que, como fenómeno curioso, hay que señalar los 27 millones que recauda RTVE por la retransmisión de las etapas. El éxito de promoción ciclista en la primera ronda española pasa por pagarle los servicios prestados al despliegue del ente público. Algo bien distinto a lo que sucede con el fútbol, por ejemplo.La Vuelta, deportivamente, vuelve a plantearse como una lucha fraticida entre españoles, que ya ha determinado los fracasos en rondas anteriores y este mismo año en pruebas previas a la Vuelta. El ciclismo español está enfrascado, además, en un debate renovador y todos aspiran a ser el número uno, lo cual determina que, en las pruebas por etapas disputadas hasta el momento, los correctores españoles sigan luchando entre sí, como ancestralmente, y se olviden de los extranjeros. Y en la Vuelta, entre los confirmados de éstos, aparte de Moser (con el equipo Gis) y Saronni (Tongo), estará otro favorito, Marino Lejarreta, del tercer equipo italiano (Alfa Lum). Los tres cuadros belgas, Safir, Splendor y Tonissteiner, y el francés Skyl, sin Kelly, deben ser comparsas. Pero cabe recordar que ya ha habido dos precedentes esta temporada en la Vuelta a la Comunidad Valenciana y en la Semana Catalana. En ambas pruebas , el dominio español parecía ser rotundo, pero todos se olvidaron de marcar a corredores extranjeros que andaban cerca de las posiciones de cabeza en la general. Y el francés Cornillet, en la primera, y el australiano Anderson, en la segunda, fueron los ganadores finales.
Último ejemplo
El último antecedente de la prueba ha sido la Vuelta al País Vasco. Ahí sí corrió un extranjero de elite, el irlandés Sean Kelly, que no sólo corrió, sino que dominó la prueba con entera claridad. La organización de la Vuelta a España trató de que cambiara su calendario inicial previsto para la temporada, en el que no se incluía su participación en la primer prueba española, pero no fue posible. Kelly hubiese sido el Hinault de la actual edición. El irlandés ganó en las carreteras vascas, a pesar de la fuerte oposición que intentó ofrecerle el español Gorospe. Fue entonces cuando comenzó a ponerse en tela de juicio si, en realidad, los españoles son tan potentes como para derrotar a todas las figuras extranjeras.
Gorospe, además, aunque por prescripción facultativa, según su equipo, el Reynolds, dio positivo en el último control antidoping y se unió así a la larga y procelosa lista de implicados en la discutida drogadicción del ciclismo. Gorospe tomó algún tipo de anabolizante y aunque podrá participar en la Vuelta porque ha sido sancionado con un mes de suspensión a elegir la fecha de parada, ensombrece el panorama de las jóvenes figuras españolas. Hace unos meses, Pedro Muñoz, el fichaje más caro del ciclismo español, también daba positivo en la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Muñoz, reincidente, sí estará ausente de la Vuelta, pues en ese caso no cabe la elección, sino tres meses de sanción inmediatos.
Con todo, la Vuelta parece destinada a dilucidarse entre españoles, con bastantes aspirantes y especialistas en distintos terrenos actualmente. Cuatro equipos deben mandar con sus productos nacionales: Reynolds, con Arroyo, Delgado y Laguía, además de Gorospe; Zor, con Rupérez, Alberto Fernández, Chozas y Pino; Kelme, con Recio y Belda, y Orbea, con Yáñez y la esperanza, Ruiz Cabestany. El Teka, sin Muñoz, presentará a sus colombianos Jiménez y Corredor, para la montaña, y a los belgas De Jonkheere y Emons, para los sprints. Los más flojos volverán a ser el Hueso, con Martínez Heredia a la cabeza, y el nuevo Dormilón, con sólo el francés Bertin a alguna altura.
El trazado
El recorrido de la presente edición, 19 etapas y un prólogo, con 3.344 kilómetros de trazado total, está calificado como más suave que el del año pasado, aunque compensado. Se empezará, como casi siempre, con etapas llanas mediterráneas (seis) y una primera dura de montaña en el Pirineo catalán antes de llegar por otro llano aragonés-norcastellano hasta Asturias y la esperada etapa de los Lagos de Covadonga como máxima dificultad. Un nuevo espacio plano seguirá finalmente hasta las dos últimas etapas montañosas por la sierra madrileña y la llegada a la Castellana. Los corredores habrán de sobrepasar ocho puertos de primera, seis de segunda y 16 de tercera. La Vuelta a España sólo recorrió todas las regiones españolas en 1936 y en 1941.
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