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La Unión Soviética acusa a Bonn de revanchismo y de no respetar el Tratado de Moscú

La URSS renovó ayer sus ataques contra el "revanchismo" de la República Federal de Alemania (RFA) y acusó a Bonn de haberse "alejado de los principios" del Tratado de Moscú, que ayer cumplió 14 años, y haber "optado por la aventura y orientación militarista" de Estados Unidos. El canciller germano occidental, Helmut Kohl, por su parte, ha respondido a los repetidos ataques de Moscú calificándolos de "propaganda absurda y equivocada". En una entrevista que aparece hoy en el diario Bild, Kohl declara que "el Gobierno de la RFA es fiel a sus tratados. Respetamos el tratado germano-soviético", añade, "aunque la voluntad de unidad de la nación alemana continúa siendo un deber histórico". El canciller recuerda también que prometió ocuparse de esta cuestión cuando accedió al poder.

El Tratado de Moscú, firmado en dicha ciudad el 12 de agosto de 1970, era la pieza clave de la normalización de las relaciones entre la RFA y los países del este de Europa, mediante el reconocimiento de las fronteras que se fijaron tras la segunda guerra mundial.

Con motivo del aniversario de la firma del documento por Willy Brandt y Leonid Breznev, la agencia soviética Tass afirmaba que "la llegada al poder en Bonn de la coalición conservadora ha supuesto un deterioro en las relaciones entre la URSS y la RFA".

Tass, haciéndose eco de las inquietudes oficiales sobre la apertura en las relaciones entre los dos Estados alemanes, afirmó: "Una parte intrínseca del Tratado de Moscú es el principio de la inviolabilidad de las fronteras europeas de la posguerra".

Estas fronteras, en opinión de Moscú, están siendo revisadas por la RFA, que busca la reunificación de Alemania dentro de sus fronteras de 1937, imputación ésta que fue rechazada ayer por Helmut Kohl.

Las relaciones entre ambos países han entrado, según los observadores, en una "era glacial" (expresión del ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko), tras la decisión del Gobierno de Bonn de aceptar el despliegue de los misiles Pershing 2 sobre su territorio. Los dirigentes soviéticos no dejan de repetir que la presencia de los misiles estadounidenses en Europa occidental constituye el principal obstáculo para una reanudación del diálogo Este-Oeste.

La decisión de la Unión Europea Occidental de levantar las restricciones impuestas a la RFA en materia de producción de armas ha supuesto, según la agencia. Tass, una nueva "traba a la distensión y a las relaciones de buena vecindad" con la RFA. A este respecto, el diario soviético Izvestia afirmó el pasado jueves que "Bonn era en buena parte responsable de la agravación de la situación en Europa".

Las acusaciones de Moscú se han multiplicado., tras el anuncio de una próxima visita a Bonn del presidente de la RDA, Erich Honecker, y la concesión de un nuevo crédito germanooccidental a Berlín Este.

Moscú ve, en efecto, con malos ojos la política de acercamiento con la RFA del número uno germanooriental, en la medida en que conlleva el doble riesgo de que la RDA se aleje del Kremlin y que se debilite la cohesión del bloque socialista. No obstante, Kohl afirmó ayer que estaba seguro de que Honecker visitaría la RFA.

Por otra parte, el máximo dirigente soviético, Constantín Chernenko, espera de la Administración estadounidense "actos, y no sólo palabras", que demuestren voluntad real de diálogo con la Unión Soviética, ya que la actual actitud del Gobierno norteamericano hace imposible el establecimiento de "negociaciones serias" con Washington, como afirmó el sábado en un mensaje dirigido al Nobel de la Paz Sean MacBride.

El Nobel irlandés hizo pública ayer en Dublín su intención de lanzar, a través del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, una iniciativa en favor de una reapertura del diálogo sobre el desarme que reúna a los líderes de las dos grandes potencias.

MacBride entregó a la Prensa la correspondencia que ha mantenido con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, y con el jefe del Estado y del partido comunista soviéticos, Konstantín Chernenko.

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