Jack Lang visita el Lido para 'bendecir' la selección francesa en el festival
ENVIADO ESPECIALEl ministro francés de Cultura, Jack Lang, visitó, ayer Venecia para asistir a la proyección del filme de Alain Resnais L'amour a mort. Este viaje relámpago ha contribuido a aumentar el entusiasmo por la película de Resnais, una cinta idónea para un certamen como el veneciano, que se precia de ser la mejor plataforma promocional del cine de autor. Este hecho, unido a la fervorosa conferencia de prensa que ha seguido a, la proyección de la peIícula y a la calidad de la misma, hace que L'amour a mort pase a encabezar todas las quinielas sobre la concesión del león de oro, máximo galardón del certamen.
En la pasada edición, Resnais participó con La vie est un roman, que no gustó. Este año, con. L'amour a mort, la reconciliación con el director de Hiroshima mon amour ha sido fulgurante. Quién sabe si, temerosos de cometer una equivocación histórica al estilo de la que acompañó. a Dreyer cuando estrenó Gertrud en París, la mayoría, de los comentaristas se ha apresurado a hablar del filme como "obra maestra", cómo de un "acierto indiscutible" o de un "clásico".
La película, que es de construcción muy rigurosa, punteada por breves pausas en las que la pantalla queda invadida por la música y la imagen de un cielo más o menos oscuro. y más o menos salpicado de copos de nieve, según sea el estado de ánimo que se nos pretende sugerir, tiene algo de recopilación de epigramas sobre el amor y la muerte. Si Mon oncle d'Amérique era una muestra de cine ensayo y La vie est un roman se aproximaba al cine-fábula, ahora Resnais intenta algo así como el cine-aforismo. La trama (un hombre es víctima de un ataque a modo di catalepsia que lo deja muerto por unas horas; luego resucitará, pero esa experiencia de Ia muerte ya nunca abandonará su mente, de manera que se hará también obsesiva para la mujer que vive con él) no, es complicada y se nos va exponiendo fragméntariamente, siendo más importantes las ideas o emociones que se manifiestan en cada secuencia que el encadenado de acontecimientos.
Si L'amour a mort tiene una coherencia " interna, es en el plano del pensamiento, de la discusión de ideas. Distintas maneras de entender la muerte y el amor se ponen en debate. Cada uno de los personajes simboliza una posición al respecto: Pierre Arditi es el enamorado de la muerte, quien propone a Sabine Azema vivir un ménage à trois con la muerte, propuesta que ella acaba aceptando desde su actítud de enamorada del amor. André Dussolier representa la rigidez religiosa, la vida organizada o explicada a partir de los dogmas. La fe de Fanny Ardant es distinta, más abierta, asumiendo lo inexplicable y la evidencia de que no se tiene derecho a juzgar a los demás.
El otro filme a concurso, el húngaro Angyali udvozlet, ostenta, por el momento, el récord de ser el que ha logrado vaciar la sala con mayor rapidez. Basado en un poema dra mático de Inire Madach (La tragedia del hombre), el cineasta, después de encomendarse a T. S. Elliot, se lanza a reconstruir la historia de la humanidad con la ayuda dé decorados simbólicos y altamente estilizados, y con niños como únicos actores. El resultado es durísimo, de un pasolinianismo exacerbado, con todo lo que esto entraña de estar siempre en el límite de la representación escolar o del cine aficionado. Probablemente se trataba de una empresa imposible a la que le cabe el consuelo de erigirse en la película más exótica de entre las se seccionadas para la competición.
Saura, visto por la Prensa
Después de una relajada conferencia de prensa en la que se habló más de películas pasadas o futuras, que de Los zancos, y en la que Saura aprovechó la ocasión para lamentarse del desconocimiento en que vive el cine español, siempre, considerado como extraño o proveniente de un país exótico, muy distinto del resto de los de la Europa occidental, han aparecido ya las primeras críticas de la película. En general, colúcidentes con las impresiones de urgencia que contábamos en la crónica de ayer. Se habla de "estilo impecable", de que "Saura encuadra y monta con estilo de cineasta refinado", para explicar una historia "de correctos tonos psicológicos, con la magnífica presencia de Laura de Sol y la bella música judeo-española", .pero se dice también que "la metáfora de Los zancos vuela a poca altura y que, por su débil esqueleto argumental, no pasa de relato crepuscular". En resumen, "un filme pequeño, pero nítido y sincero".
Babelia
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