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El Papa arremete contra el aborto y su admisión social en la última etapa de su visita a Canadá

Juan Arias

Juan Pablo II arremetió ayer duramente contra el aborto en Vancouver y en Ottawa, la capital canadiense, durante la última fase de su visita pastoral a Canadá. El Pontifice lanzó contundentes condenas contra la práctica del aborto y su sanción social favorable. La visita papal culmina sin haber podido realizar su visita a Fort Simpson, donde miles de esqumales y pieles rojas le aguardaban.

El Papa entró ayer en barca en Ottawa, la capital de Canadá, atravesando los siete kilómetros de canal que van desde el Dow's Lake Pavillion al Conference Center. Miles de personas se habían desplegado a ambas márgenes del canal, con sus meriendas, para esperar al Papa, contemplando el singular espectáculo, en el que aplaudieron al Pontífice.Hasta últimas horas de la noche del martes, el Papa había mantenido las esperanzas de volver a intentar el vuelo fallido hacia Fort Simpson y, como había anticipado ayer este periódico estaba dispuesto a recortar incluso el programa de su visita a la capital, Ottawa, con tal de no desistir de su empeño. Pero no fue posible.

Ante las adversas circunstancias, Juan Pablo II renunció al viaje, pero invitó a siete de los jefes de las diversas tribus de indios y es quimales que lo esperaban en Fort Simpson a que viajaran a Ottawa. para encontrarse con él, si el tiempo les permite llegar a la capital canadiense antes de que el Papa regrese esta noche a Roma.

Sin embargo, ayer, los dos hechos que seguían acaparando aún toda la atención eran la contrariedad que amargaba al Papa por haberse visto impedido por la niebla de poder realizar el encuentro más sugestivo y más simbólico de este viaje en la zona ártica y el durísimo discurso contra el aborto y los anticonceptivos pronunciado en la bellísima ciudad de Vancouver, cuyo mismo tono repitió en Ottawa ante las autoridades, los parlamentarios y los diplomáticos.

Se trató, en efecto, de los ataques más importante contra el aborto hechos por el Papa durante su pontificado. El encuentro había sido concebido, como un gran espectáculo "a favor de la vida", dirigido coreográficamente por la joven Teen, que ya había preparado los juegos universitarios internacionales de Edmonton.

El Papa dijo textualmente: "Un daño incalculable para toda la sociedad es hoy el número de abortos. Este crimen indescriptible contra la vida humana, que rechaza y mata la vida desde su nacimiento, prepara la promesa para el desprecio, la negación, la eliminación de la vida de los adultos, y es un ataque a la vida de toda la sociedad. Si los débiles son vulnerables desde el momento de su concepción, lo serán también en la ancianidad, frente a las fuerzas del agresor y frente a la potencia de las armas nucleares". El acto tenía una sugestión y dramaticidad aún mayores a través de las pantallas de televisión.

El Papa se expresó en términos de similar dureza ante la gobemadora de Canadá, los parlamentarios y el cuerpo diplomático acreditado en Ottawa. "La sociedad no se contenta ya hoy con pernútir la destrucción de seres aún no nacidos, sino que intenta también justificarlo. Cuando el respeto a la vida humana es sistemáticamente rechazado o negado, la dignidad de cada ser humano y el carácter sagrado de toda la vida humana están en peligro", dijo.

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