Más de 31 millones de espectadores asistieron este año a los festejos taurinos
El número de espectadores que asistieron a espectáculos taurinos de toda índole celebrados en España durante 1985 asciende a 31.633.500. El estudio estadístico de la temporada, al que pertenecen estos datos, ha sido difundido por la agencia Efe y recoge la información contrastada de diversas fuentes, como Gobiernos civiles, delegaciones provinciales de Hacienda, juntas de Protección de Menores y asociaciones de empresarios. El número de festejos celebrados desde enero a octubre fue de 7.595, en los que se corrieron 24.323 reses. Los ingresos globales por taquilla alcanzaron la cifra de 15.150.988.000 pesetas.El estudio incluye también los puestos de trabajo directos que genera la fiesta de toros y los cifra en 158.000. Pero son muchos más, y quizá se triplican, pues no agrupa a todo el personal que se emplea en las ganaderías, sin cuyo concurso la organización del espectáculo sería imposible. La fiesta taurina se estructura en dos grandes bloques. De un lado, el espectáculo formal, en torno a la lidia, con normas y público; de otro, la crianza y selección del toro bravo, su materia prima imprescindible.
Crianza del toro
La estructura necesaria para que puedan celebrarse los festejos taurinos es de tales proporciones que su definición y conocimiento exacto de la inversión y patrimonio requeriría estudios muy complejos. La crianza del toro exige vastas extensiones de terrenos. Suelen ser tierras improductivas que encuentran rentabilidad en esta función. Además son necesarias dependencias, personal muy especializado y faenas camperas de características exclusivas, como los tentaderos, que constituyen el laboratorio donde se selecciona y depura la casta del toro de lidia.Paralelamente, los protagonistas humanos del espectáculo precisan una formación profesional singular, en la que el riesgo se une a la técnica, y útiles de trabajo, vestidos costosísimos, todo lo cual mantiene, a su vez, una industria que tampoco recoge el estudio.
La celebración de la corrida requiere otra estructura valiosa. Su principal capítulo, los cosos taurinos, forman un importante patrimonio, la mayor parte del cual es propiedad de las comunidades autónomas y ayuntamientos.
Los números de la fiesta revelan que se trata de una industria de primer orden, que ha ido evolucionando a lo largo de varias centurias a impulsos de la tradición y el gusto de los españoles por la lidia de reses bravas, que hoy foros europeos no comparten y pretenden descalificar. Su propio desarrollo ha creado simultáneamente un fondo cultural autóctono y una riqueza que produce actividades profesionales diversificadas.
Babelia
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