Los primeros resultados electorales dan una clara ventaja al candidato del Partido Liberal, Virgilio Barco
En el momento de cerrar esta edición (dos y media (de la madrugada), los resultados oficiales oscilaban según el lugar del que procedieran los votos, y podía esperarse todavía cualquier resultado final. Ningún partido se había pronunciado públicamente sobre la marcha del escrutinio, y los dos principales candidatos se encontraban en los cuarteles generales montados por sus organizaciones en dos hoteles del centro de Bogotá. Los datos extraoficiales facilitados por una importante cadena de radio daban a Barco una ventaja del 20% sobre Gómez.La jornada electoral en este país de 29 millones de habitantes se caracterizó por las fuertes medidas de seguridad y la normalidad, perturbada sólo por pequeños incidentes aislados.
Tranquilidad generalizada, fuertes medidas de seguridad y escasa asistencia a las urnas fueron las características de las elecciones presidenciales. En el momento de emitir su voto, el candidato liberal, Virgilio Barco, prometió, convencido del triunfo que le otorgan las encuestas, iniciar un profundo cambio en el país. El conservador Álvaro Gómez, más modesto, se limitó a animar a la población a que acudiese a votar. El presidente Belisario Betancur, que dejará su cargo al vencedor de estos comicios el próximo 7 de agosto, votó seis minutos después de la apertura de las urnas y declaró que el Gobierno no tiene ningún candidato. Betancur deseó suerte a cualquiera que ocupe la presidencia y llamó a que se votara "por la paz y la democracia".
"Pese a que, en contra de lo habitual, lució el sol en esta jornada,de otoño bogotano, la asistencia a las urnas fue inferior a la que en un principio se esperaba, y sólo en el norte de la capital, zona de residencia de las clases media y alta, se apreciaron algunas colas frente a los puestos electorales.
Las elecciones se realizaron bajo el estado de sitio y la ley seca, y, hasta el momento de cerrar esta edición, las autoridades militares informaban de normalidad en todo el país. Hay que mencionar, sin embargo, la desaparición de la representante de la Registraduría electoral en el departamento de Córdoba y la voladura, sin víctimas, del puesto de policía de la Vereda Sinaí, también en Córdoba.
Compra de votos
En Barranquillita, en el departamento de Antioquia, de intensa actividad guerrillera, miembros del Ejército Popular de Liberación (EPL) regaron de tachuelas la única calle de la ciudad para dificultar el acceso de coches a los puestos electorales. En Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, 13 personas fueron detenidas por comprar votos.
El sábado se produjo un enfrentamiento entre una unidad militar y miembros del grupo Movimiento Diecinueve de Abril (M-19) en el departamento de El Valle, con el resultado de un guerrillero muerto y un soldado herido. Ese mismo día fue asesinado en Orito, en la frontera con Ecuador, el representante de la Registraduría.
En Bogotá se observó durante todo el día una vigilancia sin precedentes en otras convocatorias electorales. Siete carros de combate estuvieron situados en la zona alta de la ciudad, mientiras que vehículos blindados y fuerzas conjuntas de la policía y el Ejército garantizaban la seguridad en el centro. Las calles en las que estaban repartidos los quioscos electorales estuvieron bloqueadas, y para cruzar de una manzana a otra era necesario pasar los controles de la policía montada, que cacheaba a los transeúntes y registraba sus bolsos.
Los incidentes ocurridos pueden considerarse menores, sobre todo si se tiene en cuenta que estas elecciones se celebran después de varios meses de violencia, provocada por la ruptura del acuerdo de paz entre el Gobierno y el M-19.
Los comicios han sido presentados por los dirigentes de los dos principales partidos como una demostración de apoyo a la democracia y de rechazo a la violencia.
El candidato conservador, Álvaro Gómez, ha prometido, si resulta vencedor, "un país sin guerrillas", mientras que Virgilio Barco ha condicionado el diálogo con los grupos guerrilleros a que éstos "abandonen por completo la exhibición, posesión y uso de las armas", a lo que se niegan no sólo los grupos que ya han roto el acuerdo de paz, sino también los que mantienen el pacto, fundamentalmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal organización guerrillera del país.
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