Londres amenaza con disolver la Asamblea del Ulster al negarse los protestantes a dialogar
El Gobierno británico está estudiando la posibilidad de disolver la Asamblea de Irlanda del Norte como consecuencia de la negativa de los dirigentes protestantes a dialogar con Londres a causa del acuerdo anglo-irlandés. La Asamblea, que no tiene facultades legislativas, fue creada en 1982 en un intento por parte del Gobierno central de promover la cooperación política entre los distintos partidos políticos del Ulster. Su creación constituyó un glorioso fracaso.
Los dos partidos nacionalistas que representan los intereses católicos en la provincia, el moderado Social Democratic and Labour Party, que consiguió 14 representantes en las elecciones, y el Sinn Fein (ala política del IRA), que obtuvo cinco, se negaron a tomar posesión de sus escaños.Por su parte, los partidos unionistas protestantes se negaron a participar en el trabajo de las comisiones. Ante esta actitud de los partidos católicos y protestantes, el Partido de la Alianza, que no tiene nada que ver con el del mismo nombre en Gran Bretaña, considerado no sectario, retiró el pasado noviembre sus 10 representantes en la Asamblea.
El secretario de Estado para Irlanda del Norte, Tom King, invitó la pasada semana a los dirigentes de los partidos unionistas protestantes -James Molyneaux, de los unionistas oficiales, y el reverendo lan Paisley, de los democráticos- a celebrar conversaciones sobre el futuro de la Asamblea.
El miércoles, los dos líderes protestantes publicaron un comunicado conjunto en el que manifiestaron su intención de negarse a dialogar con el responsable del Gobierno británico para Irlanda del Norte en tanto en cuanto estuviese vigente el acuerdo anglo-irlandés.
El acuerdo fue suscrito el pasado noviembre por los primeros ministros del Reino Unido y de la República de Irlanda, Margaret Thatcher y Garret FitzGerald, y en él, por primera vez, se asignó un papel consultivo a Dublín en la administración de la provincia. El acuerdo provocó el rechazo total de la población protestante, que acusó a Londres de iniciar el camino para la entrega del Ulster a Dublín.
Insospechada tirantez
Desde entonces la tirantez en las relaciones entre Belfast y Londres ha alcanzado límites insospechados. Con su estilo vitriólico, el reverendo Paisley ha acusado a King de ser "un lacayo de Dublín".La violencia en las calles de los seis condados que quedaron en manos británicas tras la partición de la isla en 1922 y que ahora forman el Ulster puede reanudarse este verano con ocasión de las tradicionales marchas de la orden de Orange, que conmemoran la derrota de los católicos por Guillermo de Orange en la batalla del Boyne, a finales del siglo XVII.
Entre tanto, la opinión pública británica se muestra cada vez más harta de la situación en Irlanda del Norte, como lo demuestra una encuesta realizada ayer por un programa de la BBC, según la cual sólo el 29% de los británicos desea que el Ulster siga formando parte del Reino Unido.
Curiosamente, mientras que el 35% de los encuestados desea que Irlanda del Norte se convierta en Estado independiente, sólo el 24% aboga por la reunificación de las dos Irlandas bajo Dublín.
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