Los comicios ecuatorianos de ayer, primera prueba electoral del presidente Febres
Los ecuatorianos acudieron ayer a las urnas para renovar 59 de los 71 escaños del Parlamento y elegir a los nuevos consejeros provinciales y municipales. Esta consulta popular constituye la primera prueba electoral del Gobierno conservador y pronorteamericano que preside León Febres Cordero. Al mismo tiempo, los electores deben pronunciarse sobre una reforma constitucional que permita a personas independientes presentarse a las elecciones.
A pesar de que la campaña electoral ha sido una de las más agresivas que ha conocido Ecuador, la jornada transcurrió, ayer sin incidentes de importancia. Desde primeras horas de la mañana se formaron largas colas ante los colegios electorales, mientras un fuerte dispositivo de seguridad era desplegado en Quito. Soldados con armas automáticas fueron situados ante los colegios electorales. Un total de 16 formaciones políticas, 14 de ellas alineadas con la oposición, aspiran a conquistar los 59 escaños parlamentarios y los 610 cargos representativos a nivel provincial y local que están en liza.Fuentes diplomáticas de la capital ecuatoriana no descartan que el presidente Febres pierda en estos comicios el control del Parlamento. Esta prueba electoral se desarrolla cuando llega a su mitad el mandato de Febres Cordero, que es el tercer presidente elegido en Ecuador desde que los militares devolvieron el poder a los civiles, en 1979.
El censo electoral asciende a 4.225.000 personas, pero se estimaba que habría un 25% de abstención, pese a la obligatoriedad del voto y a las sanciones administrativas a que se exponen quienes no voten.
Simultáneamente a las elecciones legislativas y locales, los ecuatorianos debían pronunciarse sobre la reforma constitucional propuesta por el Gobierno para permitir a los independientes ser candidatos en futuros comicios. Este referéndum ha acaparado la atención de los ecuatorianos en mayor medida que la propia consulta electoral.
El presidente Febres, ante el cariz que acabó rodeando al referéndum, convirtiéndole en una prueba para la gestión del Gobierno conservador se volcó a favor del sí a la referida reforma constitucional. La oposición de centro y de izquierda se unió en torno al no.
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