Los 800.000 empleos ocultos
Los presuntos resultados globales del estudio gubernamental sobre la economía irregular, en el sentido de que ocupa a unas 900.000 personas -algo más del 6% de la población activa-, se asemejan a las estimaciones atribuidas al Instituto Nacional de Empleo (Inem) desde hace dos años, cuando empezó a circular la afirmación de que las actividades sumergidas daban empleo a unos 800.000 trabajadores.En realidad, tales afirmaciones, repetidas incluso desde esferas gubernamentales, nunca han llegado a ser avaladas por la presentación de datos concretos. El supuesto estudio del Inem, adelantado oficialmente por el propio instituto en abril de 1984, consistió en el envío de cuestionarios a sus directores provinciales para que expresaran su opinión sobre la importancia de las diversas formas de la economía irregular.
Los resultados del trabajo del Inem, donde no aparece el guarismo de los 800.000, ya mítico por haber sido el número de empleos- que prometió el PSOE en la campaña electoral de 1982, ni siquiera han merecido su publicación. Han quedado relegados a filtraciones periodísticas carentes de base y a fotocopias del folleto titulado La economía oculta: estudio de una preencuesta en el área de control de empleo, donde las mayores "frecuencias de irregularidad" son atribuidas a los sectores de construcción (24,5%), otras industrias manufactureras (20,2%) y comercio, restaurante y hostelería (18,1%).
Costes para todos
Pese a que la economía de los muchos adjetivos quizá impida cada año al fisco y a la Seguridad Social aumentar sus ingresos en cientos de miles millones de pesetas, cifra equivalente al coste también desconocido de la maraña de incentivos al empleo, el Estado se muestra incapaz de delimitarla como paso previo a su erradicación.
También los sindicatos y las organizaciones empresariales pagan altos costes por la economía negra. Unos, porque las actividades irregulares se alimentan de empleos precarios. Otros, porque produce a costes al menos del 20% al 40% inferiores, según han calculado diversos sondeos al respecto.
Las estimaciones de los expertos sitúan la importancia de la economía sumergida en España desde el 2% al 30% de la actividad total. Pero los trabajos publicados a nivel internacional dejan a España en los últimos puestos. Este mismo verano un equipo de economistas suizos daba para España el 6,5%, nivel superado por todos los países europeos, excepto Suiza, y también por Canadá y Estados Unidos.
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