Vivir en Riaño
Estoy seguro de que usted tiene conciencia de la influencia que en la opinión pública tiene un periódico de la categoría del que usted dirige. EL PAÍS se hizo eco de las acciones llevadas por Greenpeace durante este año en el Mediterráneo, y los frutos están ahí. Creo que hemos sido muchos los que nos hemos alegrado de contar con un firme aliado de la naturaleza en las páginas de su diario. Ahora estamos, usted y todos los ciudadanos de España, ante una dramática situación: el resurgimiento, después de muchos años, de las obras del pantano de Riaño. Los ciudadanos de a pie sólo podemos aportar nuestro granito de arena. La Prensa, como motor de la conciencia y del conocimiento de la sociedad, puede hacer mucho más.
La presa de Riaño es la vuelta del desarrollismo salvaje, de la prepotencia y la irracionalidad. Por ello, desde esta carta le pido que nos apoye, no a nosotros, sino a todos los que, cualquier día, en nuestras vidas, queramos contemplar un valle, un bosque o un paisaje.
Si la presa se construye, las generaciones futuras que vean las fotos de Riaño nos podrán calificar, cuando menos, de irresponsables—
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