Delgado aumenta su ventaja en el Tour al ganar la primera contrarreloj de su vida
Pedro Delgado está demostrando ser un líder sólido en este Tour. Cumplió con una de las reglas de oro de la carrera francesa: para subir al podio en París se debe ganar antes una contrarreloj. Y Delgado la ganó ayer. Fue la primera de su vida. Aunque fuera una cronoescalada, no era el favorito, máxime cuando Bernard realizó el mejor tiempo hasta que Delgado cruzó la meta. Su actuación fue tan extraordinaria que, al igual que el día anterior, revolucionó la general. Los colombianos Parra y Herrera, los más peligrosos, están ya a 4.43 y 6.21.
Delgado está cumpliendo con toda la tradición del Tour. La carrera cumple en esta edición sus 75 años de vida y la experiencia dice que ganará quien se vista de amarillo en el Alpe d'lluez, quien sobre esta cima quede entre los diez primeros y quien gane una contrarreloj. Delgado ha cumplido cada uno de estos puntos. Y, además, por los alardes que realiza cada día, se está quedado sin rivales antes de lo esperado.Parra y Herrera, aunque ya descolgados en la clasificación general, podían ser todavía rivales incómodos para Delgado. La contrarreloj tenía dos subidas, una de segunda categoría y otra, en la meta, de tercera. Ninguno de los dos corredores colombianos habían dado por perdido el Tour. Pero ayer tuvieron que despedirse de él. El tiempo, tampoco les favoreció. Las nubes enfundaron la cima de los Alpes y la temperatura descendió hasta los 12 grados. Delgado tenía mucho a su favor. Él y todo su equipo no dudan en que tiene el Tour en sus manos, pero no lo quieren anunciar públicamente. Y enipiezan por no querer creérselo ni ellos mismos. Y para eso, nada mejor que. preparar la cronoescalada de ayer como si en ella fuera el Tour. Por lo pronto, ningún hombre del Reynolds se empleó en la contrarreloj. Ni siquiera Induráin quien, por su volumen, arrojo y talento natural es el talismán de Delgado en los descensos. El jueves, bajando La Madeleine, hasta Delgado tuvo que decirle que no bajara tan deprisa. Habían descolgado a 15 hombres, pero Delgado ya corría el riesgo de descolgarse él mismo.
Delgado tenía vía libre para preparar ayer la carrera. Podía ver el recorrido en coche o hacerlo en bicicleta, como es usual en él. Optó por lo primero. Situó a uno de sus gregarios, Díaz Zabala, delante del vehículo, y éste, sobre la bicicleta, le iba comentando los desarrollos más adecuados para cada ascensión. Delgado, a continuación, comió en Grenoble, mientras sus compañeros lo hacían en Alpe D'Huez, y descansó hasta la hora de la salida.
Mientras, ya Bernard había llegado a la meta. Y Zimmermarn, y Kelly, y muchos otros que hace una semana todavía pensaban ganar el Tour. Por su clasificación, cumplían con el papel de comparsas. Tenían que correr mientras los candidatos a la victoria todavía descansaban. Pero Bernard no se quiso resignar a su suerte y fue a ganar la etapa. Hizo todos los mejores tiempos intermedios, e incluso, final, pero sólo hasta que Delgado se puso sobre la bicicleta.
La bicicleta había sido prepamela. con unos desarrollos de 53-13 y 4-1-19. Era roja, parecía la misma que la de días anteriores, pero no era con la que comenzó el Tour. La de aluminio ultraligero la guardó cuando llegaron los Alpes. Para esta ocasión utilizó una de carbono, 700 gramos más ligera, y que por fin le llegó de Italía. Su precio, 350.000 pesetas. También las utilizan los equipos Toshiba, el de Bernard, y el Z-Peugeot, el de Cornillet, que hasta hace poco fue Rey de la montaña, pero que en una caída se le rompió la bicicleta en dos. Es una de las desventajas del carbono.
Delgado también compitió con una diferencia técnica sobre los demás. Aunque la bicicleta era la clásica., mandó montar atrás una rueda lenticular. Sólo Mottet lo había hecho y perdió casi diez minutos. Todos los demás, como era una cronoescalada y hacía algo de viento, prefirieron no equipar sus bicicletas con nada especial. Tienen las fuerzas demasiado escasas como para mover más peso. Prefieren reservarlas para no abandonar en los Pirineos. Delgado, en cambio, sigue fuerte y con prisas para dejar las cosas claras. No deja pasar una oportunidad para seguir ganando tiempo.
El recorrido de Delgado
En el kilómetro 8, al término de uno de los dos llanos que comprendía la cronoescalada, Delgado ya realizaba el mejor tiempo. Y en el 20, al término de la prirnera ascensión, también. Como en el 30, en mitad del segundo llano. Y en la meta, sobre la cima, levantó admiraciones. El servicio de información del Tour se apresuraba a sacar el historial de Delgado. Era la primera confirmación de que ha conquistado Francia. Ahora ya todos comenzaban a recordar que el año pasado fue segundo; que sin disputar el triunfo de las etapas, porque el busca la victoria final, ha ganado siempre alguna en los últimos cuatro años. Hasta ayer Delgado no era noticia de primera página.
En dos etapas, Delgado se ha hecho dueño del Tour. Los Alpes le han coronado. Pero para ello tampoco tuvo que fallar en el llano, aunque un día una escapada le pilló despistado. El Tour no se está ganando solamente en la montaña. El llano no produjo consecuencias inmediatas, pero ha hecho mucho daño. Se rodó todos los días con medias superiores incluso a los 45 kilómetros por hora, y este detalle fue significativo para Fignon, ganador del Tour en 1983 y 1984: "Si aquellos años hubiésemos rodado a ese ritmo, la montaña no la hubiera soportado". Es, exactamente, lo que le ha pasado.
Delgado disputó la crorioescalada para ganar el Tour, y los siguientes clasificados, para no perder los puestos de honor con los que ni soñaban hace unos días. Sólo Bernard mostró ambición para evitar el ridículo.
Hoy es día descanso, que emplearán los corredores para cruzar Francia desde los Alpes hasta los Pirineos, donde mañaria habrá nuevo final en la cima de Guzet Neige, y el lunes, en la de Luz Ardiden.
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