Krenz y los suyos, expulsados del partido comunista
Los días del actual Gobierno de la República Democrática Alemana (RDA), presidido por Hans Modrow, parecen estar a punto de acabarse. El fiscal general, Hans-Juergen Joseph. indicó ayer que la ministra de Hacienda, Uta Nickel, destacada integrante de su Gabinete, estaba siendo investigada por corrupción. Mientras el Gobierno se tambalea, la monumental purga con que concluyó, la madrugada de ayer, la maratoniana reunión del partido comunista (SED-PDS) se llevó por delante a 13 de los 14 miembros del Buró Político (órgano de dirección que ya ni siquiera existe), que ejerció bajo la jefatura de Erich Honecker, y que aún seguían en el partido, incluyendo a su fugaz sucesor, Egon Krenz.
La presión sobre Modrow, ejercida desde todos los ángulos -Incluso desde su propio partido-, empieza a ser ya casi insoportable y la continuidad de su Gobierno va a decidirse en los próximos días. Pese a las ambiguas promesas de los liberales (LDPD) y cristianodemócratas (CDU) de permanecer en el Gabinete de Modrow, en medios gubernamentales de Bonn se insiste en que ambos partidos, apetecidos como socios por los dos componentes de la coalición en el poder en la República Federal de Alemania (RFA), no han perdido todavía la carrera de las elecciones del próximo 6 de mayo, con tal de que decidan acabar con su colaboración de casi 40 años con los comunistas.El partido del canciller féderal Helmut Kohl, tal vez a modo de aviso y ciertamente como solución de recambio, ya ha preparado un aliado para el caso de que la vieja guardia de la CDU de la RDA, encabezada por su presidente, Lothar de Maiziere, insista en seguir en el Gobierno. La Unión Social Alemana (DSU) -creada bajo la fusión de 10 pequeños grupos de centro derecha, cuyos nombres y componentes son totalmente desconocidos- estaría preparado para acoger a los cuadros de la CDU que decidieran abandonar el partido, entre ellos su secretario ejecutivo Martin Kirchrier. Éste anunció la semana pasada el abandono de la coalición gobernante, sólo para ser desmentido luego por De Maiziere.
Conscientes de la absoluta necesidad de cuadros para poder llevar a cabo con un mínimo de garantías una campana electoral, y ante la evidencia de que no existen políticos mínimamente profesionales entre los miembros de la joven oposición alemana oriental, los partidos de Bonn han decidido lanzarse a la caza de políticos del viejo régimen poco comprometidos y dispuestos a reconvertirse. La causa está en la fulgurante salida del partido socialdemócrata (SDP) desde que cambió su nombre para identificarse con sus correligionarios de Occidente.
Fuentes del propio partido cifran su actual militancia en 40.000 personas y aseguran que cada día se les unen cerca de mil más, en su mayoría antiguos militantes de base comu- nistas. La llegada al SPD del carismático alcalde de Dresde, Wolfgang Berhofer, que ayer anunció su abandono del partido comunista del que era vicepresidente junto con un nutrido grupo de sus colaboradores, ha hecho sonar la alarma en el partido del canciller Kohl.
Una victora socialdemócrata el próximo 6 de mayo en la RDA podría tener una influencia decisiva en las elecciones generales de la RFA, a celebrarse a finales del presente año. Partiendo de la base de que el tema central de la campaña no es otro que el de la unificación alemana, la fuerza política que consiga hacerse con el poder en Berlín Este tiene casi todas las cartas para ocupar la Cancillería en Bonn tras los comicios.
La purga, retrasada
En esta situación, el partido comunista de la RDA decidió este fin de semana llevar a cabo la segunda fase de una purga largamente retrasada y expulsar del partido a 13 de los 14 miembros que quedaban del viejo Buró Político que gobernó el país bajo el liderazgo de Erich Honecker.
La víctima más notoria fue el fugaz sucesor y eterno delfin de éste,Egon Krenz. Junto a él, cayó también Guenter Schabowski, el hombre que anunció la apertura del muro. El SEDPDS, sin embargo, bajo el liderazgo de su presidente, el joven abogado Gregor Gysi, decidió no disolverse como pedían numerosos miembros de las bases.
Gysi considera que el partido comunista tiene la responsabilidad de llevar al país a sus primeras elecciones libres, y teme, no sin razón, que el proceso electoral pueda frustrase tanto si se rompe el Gobierno de coalición como si desaparece el SED-PDS, que, pese a todo, sigue siendo la única columna vertebral del Estado. Tras reconocer que el partido no había actuado con la suficiente rapidez para desprenderse de su pasado estalinista, Gysi explicó que el SED-PDS había decidido no disolverse "porque significaría una traición a las aspiraciones democráticas de las fuerzas políticas y espirituales de este país".
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