Un público soso
Sí, son muy buenos. Los tres clowns de la compañía francesa de Mario González tienen una preparación corporal extraordinaria, unas voces muy educadas, un sentido musical admirable en las canciones. Durante un tiempo que algunos consideraban, después de la función, como de cinco o seis minutos, y los más optimistas como de veinte, distraen: se les sopesa, se comprende que son algo. Después, son un fastidio. No se les ocurre nada, la mímica nada describe, y algunas señoritas -quizás porque las risas femeninas, agudas, son más sonoras: quizás porque ven en ello niños a proteger, o ridículos hombres de los que burlarseles regalaban sus carcajadas de cuando en cuando. Es uno de esos terribles espectáculos que, cuando arrancan, queda uno atrapado en la expectativa de lo que va a suceder después, una vez que terminen de presentarse y de hacer los prolegómenos. Pero hay un momento en el que uno descubre que, inexorablemente, todo va ser así hasta el final sin que nadie lo remedie. No se les ocurrió nada, y siguieron. Dicen en sus notables propagandas que el espectáculo es cada noche distinto, y que se organiza según los impulsos que los actores reciben del público. En su noche de presentación en el festival, el público debía ser malo, tener poca gracia, no irradiar nada útil. Y ahí se quedaron, repitiéndose. Finalmente, llegó la liberación y el público al que no se le había ocurrido nada prorrumpió en aplausos.
Clowns
Por la compañía de Mario González (Francia). Intérpretes: Vicent Rouche, Normand Fauleux, Marc Proulx. Dirección, escenografia, vestuario y maquillaje, Mario González. X Festival Internacional de Teatro de Madrid. Sala Galileo, 8 de marzo.
Babelia
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