Los ríos de Castilla y León están desproporcionadamente contaminados
La presión contaminante sobre la red hidrográfica de Castilla y León equivale a la que producirían cinco millones de habitantes. Sin embargo, la región más extensa de la Comunidad Europea (CE), con 94.147 kilómetros cuadrados, cuenta con 2,6 millones de habitantes. Según un estudio del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Castilla y León, el 55% de la contaminación de los ríos se debe a los residuos de la población humana; el 30%, a la cabaña ganadera, y el 15%, a la industria, aunque este desglose es diferente según las cuencas.
Los ingenieros, que consideran que la situación se deteriora progresivamente, opinan que es necesario invertir 80.001) millones de pesetas en depuradoras y emisarios, de los cuales 70.000 millones deberían acometerse dentro de un plan regional en el que participen diversas administraciones, y los 10.000 millones restantes, para núcleos más ,pequeños a través de planes provinciales.Como novedad, los expertos, teniendo en cuenta el principio de que quien contamina paga, abogan por el establecimiento de una tasa de saneamiento que grave cada metro cúbico de agua potable consumida por los usuarios o el vertido por aquellos otros que se abastezcan de fuentes propias, de tal manera que la base (le dicho canon sea igual para todos los habitantes de la misma cuenca fluvial.
Purines de los cerdos
La red hidrográfica básica de la Comunidad de Castilla y León se ramifica en las siguientes cuencas afluentes principales: Sil, Esla, Pisuerga, Ebro; Duero alto, bajo y qiedío; Tormes, HuebraAgueda, y los tributarios del Tajo: Alberche, Tiétar y Alagón.
Según el estudio del Colegio de Ingenieros de Castilla y León, denominado Ríos vivos, en las cuencas del Duero medio, en la sierra segovianoavileña, a la hora de contaminar tiene más peso la cabaña ganadera, mientras que en la del Pisuerga o en la del Ebro alcanza mayor incidencia la industria, debido al eje fabril noreste-suroeste, que la Comunidad Europea fortalecerá en el futuro.
Las cuencas sometidas a condiciones más agobiantes son las de los afluentes de la sierra segoviano-avileña, a causa de su escaso caudal de estiaje por falta de regulación. No obstante, la terminación de los embalses del Pontón Alto, en el Eresma, y de Las Cogotas, en el Adaja, mejorará sensiblemente la situación en ambos ríos, que reciben los vertidos de las ciudades de Segovia y Ávila, además de los residuos o purines de la abundante cabaña porcina.
La acogida de veraneantes en los valles altos de los afluentes del Tajo, aguas arriba de los embalses de cabecera -El Burguillo, en el Alberche; Rosarito, en el Tiétar, y Gabriel y Galán, en el Alagón-, provoca unas condiciones diriciles para las tres cuencas.
Aunque disponen de buena regulación, la creciente actividad asentada en las cuencas del sistema del Pisuerga, que acogen el equivalente a una cuarta parte de toda la población de la región, genera una fuerte presión contaminante en sus ríos, especialmente en los tramos y usos de las capitales de Burgos, Palencia y Valladolid. Éstas vierten sus aguas residuales después de derivarse para el riego la mayor parte de sus caudales, aunque la situación ha mejorado considerablemente desde la puesta en marcha de las depuradoras de Burgos y Palencia.
En el resto de las cuencas la presión contaminante también es fuerte, aumentando en el río Huebra por falta de caudal y en el Esla por la concentración de actividad en la zona leonesa de transición entre el monte bajo de matorral y las llanuras. Los técnicos advierten una inicial acumulación de efectos contaminantes a lo largo de los tramos medio y bajo del río Duero, siendo los tramos más contaminados los inmediatamente aguas abajo de las grandes poblaciones.
En el documento elaborado por el Colegio de Ingenieros de Castilla y León se pone de manifiesto la progresión del deterioro, con ecosistemas viciados que favorecen la propagación de enfermedades de fauna y flora, la regresión de los tramos aptos para las truchas y la prohibición más extendida de los baños.
Prioridades
Entre otras medidas, los expertos aconsejan la regulación de los ríos para suministrar caudal en el estiaje; controlar las concesiones y revisar el concepto de caudal ecológico, fijando su prioridad y cuantía mínima en cada cuenca; implantar pequeñas infraestructuras para oxigenar las corrientes; ayuda a la repoblación de especies autóctonas y protección legal mediante la normativa urbanística.
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