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Reportaje:

Se agotó el filón del PCUS

Los mineros siberianos dan la espalda a las organizaciones del partido comunista

Pilar Bonet

Las organizaciones del partido comunista en la importante región minera de Kuzbás, en Siberia occidental, menguan y se debilitan como icebergs en verano, gracias al 28º Congreso del PCUS, cuyas decisiones van a la zaga de una realidad cada vez más anticomunista entre unos obreros organizados cada vez mejor y más al margen del partido. Lo que pasa hoy en la mina Baidalevskaya, uno de las decenas de pozos que rodean la ciudad de Novokuznetsk, sucede ambién en toda la geografía soviética. Los militantes comunistas de vuelven el carné y los colectivos laborales clausuran los locales del PCUS en las empresas y expulsan a los funcionarios liberados como si expulsaran a los mercaderes del templo.

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Liubob Kazákova, hasta hace pocos días la responsable del gabinete de educación política de la mina Baidalevskaya, está alegre como una niña. De toda la organización del PCUS en esta plantilla de 2.300 mineros, ella ha sido quien mejor se ha tomado el inminente cierre de los despachos del partido comunista en la empresa, de acuerdo con la decisión de los mítines multitudinarios del 11 de julio. Ese día fue jornada de huelga política en recuerdo de la huelga económica que paró a más de 100.000 personas en la región y conmocionó a la URSS un año antes.Kazakova, miembro del comité del PCUS en la mina, ha tomado la iniciativa, y antes de que alguien destruyera de una pedrada el rótulo con la inscripcion "Comité del partido" en letras rojas, lo ha cubierto piadosamente con un papel blanco que más bien parece una mortaja. "Lo que más me molesta es que hayan jugado comnigo", dice Kazakova, que se dispone a volver a la profesión de maestra que ejercía hace 14 años, cuando pasó a ser funcionaria liberada.

Los brazos del partido, largos y numerosos, se han extendido por todas las empresas de la URSS. El símbolo de su presencia en la mina Baidaievskaya son cuatro habitaciones con el suelo cubierto de linóleo, mesas desportilladas, bustos de Lenin de escayola y de metal, cuadros representando al fundador del Estado soviético y consignas del tipo "El trabajo ideológico es cosa de todo el partido" arrinconadas por las esquinas. Por supuesto que no faltan el hornillo y la tetera, imprescindibles en todo despacho soviético.

Alexandr Varionov, el partkom o secretario del partido de la mina Baidaievskaya, en el PCUS desde 1978, ha decidido adelantarse a la decisión ya anunciada de la conferencia semestral de la mina. Guiado por su sentido de la historia, él mismo ha convocado la víspera una asamblea de los comunistas para inmolar la posición de privilegio del PCUS y proponer que el semanario Shajtior (Minero), editado conjuntamente por el comité sindical y el comité del partido, pase a ser el diario de toda la mina. De la cabecera de Shajtior va a desaparecer el lema "Proletarios de todos los países, uníos", una consigna que hoy se considera contraria a la política oficial de la URSS.

Partido rico, pueblo pobre

Shajtior es uno de esos periódicos de empresa llamados de mucha tirada. Se trata de una hoja semanal confeccionada con artículos de los obreros y coordinada desde el comité del partido por la periodista Svetlana Svetlakova, que acaba llorando tras su enfrentamiento con el colectivo. "Partido rico, pueblo pobre", es el titular que, junto con una foto del ex general del KGB Oleg Kaluguin, adorna el último número de Shaftior. Kaluguin, como otros políticos llegados desde Moscú, estuvo en Kuzbás el 11 de julio e impresionó en los mítines con su relato sobre las arbitrariedades del KGB.Alexandr Varionov, elegido secretario del partido en la mina hace dos años, parece llevar una pesada carga encima cuando aparece en el escenario del Palacio de Cultura de la mina Baidaievskaya para proponer que el PCUS abandone los locales vitalicios y gratuitos que ahora ocupa y salga a la calle a hacer labor política. "El principal resultado del 28º Congreso es que no recibimos respuesta sobre cómo trabajar en el pluripartidismo".

De la organización del PCUS en la mina Baidaievskaya salieron 56 militantes en 1989. En lo que va de 1990 se han marchado 130. La estructura, tras restarle los 100 morosos que no pagan las cuotas, ha quedado reducida a 372 personas, de las cuales 170 son jubilados. A pequeña escala, la mina Badaievskaya es un modelo de lo que está pasando en todo el país.

Los comunistas que han acudido a la asamblea convocada por Varionov están divididos y asustados. "La naturaleza no tolera el vacío", dice el camarada Buliguin, temeroso de que el hueco dejado por el partido pueda ser utilizado por grupos como el nacionalista ruso Pamiat. Buliguin, partidario de depurar la organízación antes de decidir si continúa en la empresa o se estructura territorialmente, no sabe qué contestar cuando Varionov le pregunta sobre los métodos que emplearía en tal depuración. "Si el PCUS está en el poder, ¿por qué hoy entregamos nuestras posiciones?", le reprocha otro camarada a Varionov.

Un trabajador denuncia la presión utilizada para obligar a ingresar en el partido. "Cuando fui a buscar casa me preguntaron si era miembro del partido. Esto es una cosa, y otra construir el comunismo", señala. El director de la mina, Iván Jasmin, desde hace 20 años en el PCUS, saca a colación a los baptistas, que han sobrevivido en la URSS pese a la persecución a que ha sido sometido este grupo religioso, porque se ayudan mutuamente". Los comunistas, es el mensaje del director, deberían aprender de los baptistas en vez de andar a la grena entre sí.

El movimiento obrero en Kuzbás ha ido mucho más lejos Alexandr Bir, diputado del Parlamento de Rusia y uno de los líderes de la Unión de los Trabaja dores de Kuzbás, considera que el cese del Gobierno "es una consigna de ayer", porque el Gobierno soviético caerá como una "rama reseca" cuando las estructuras de poder rusas, que preside Borís Yeltsin, se llenen de contenido y la mayor república de la URSS disponga de forma soberana de sus recursos. Rusia es la esperanza de futuro que expresan en el Comité de Trabajado res de Novokuznetsk.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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