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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El declive del Reino Unido

Uno de los aspectos más perversos de las reacciones a la dimisión de nuestra amada dama de hierro ha sido su tendencia al olvido de lo desagradable. Por desgracia, este olvido da una impresión terriblemente sesgada de la década thatcheriana, dado que para muchos de los que la hemos vivido de cerca (y no a miles de kilómetros, por ejemplo, desde Perú) lo desagradable es lo único que recordamos.Mario Vargas Llosa (EL PAÍS, 2 de diciembre de 1990) desconoce por completo la realidad política del Reino Unido. Casi todo lo que afirma acerca de la gestión de Margaret Thatcher es cuestionable, pero me limitaré a un par de juicios.

Thatcher se ha servido mucho del poder demagógico de la palabra libertad. Ha fomentado cierta libertad económica, cuya validez tendrá que ser juzgada por los economistas. Por mi parte, sólo quiero constatar el actual pésimo estado de la economía británica (inflación, paro y déficit comercial peores que cuando llegó al poder, en plena crisis mundial). Por otra parte, esta liberalización ha creado más ricos, eso sí, e igualmente muchísimos más pobres. El gran fallo de esta filosofía es que la libertad de mercado sin igualdad de oportunidades crea una sociedad más injusta, como ha sido la sociedad británica de Thatcher.

En los terrenos de la vida cultural, social y política, ni que decir tiene que el thatcherismo no ha fomentado libertad alguna. Sus asaltos a la independencia de la respetada BBC, su abuso de los poderes constitucionales casi ¡limitados del primer ministro, su censura de las intervenciones televisuales de representantes republicanos en Irlanda del Norte y de un libro controvertido (Spycatcher) son unos ejemplos, entre muchos más, de su escaso respeto por la democracia.

Por lo que a la caída del muro de Berlín se refiere, la supuesta influencia de Thatcher produce más hilaridad que otra cosa. El declive del Reino Unido se ha acelerado bajo el mando de la condesa de Grantham. Deja un país dividido, endeudado y desilusionado, el cual jamás le dio una mayoría electoral.-

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