Dimite el ministro de Defensa francès
La guerra del Golfo se cobró ayer en el ministro de Defensa francés, Jean-Pierre Chevènement, su primera gran baja política en la coalición antiiraquí. Chevènement, contrario al rumbo "alejado de los objetivos de la ONU" que los norteamericanos están imprimiendo al conflicto, presentó su dimisión irrevocable al presidente François Mitterrand. Éste nombró en su lugar al ministro del Interior, Pierre Joxe. Philippe Marchand asumió la cartera de Interior.
En la mañana de ayer, Chevènement, de 51 años de edad, ministro de Defensa desde mayo de 1988, presentó a Mitterrand su dimisión irrevocable, un gesto no por espectacular menos esperado en las últimas semanas. Según Chevèment, los "actuales acontecimientos" en el Golfo dan la razón a los temores que él había expuesto a principios de diciembre al presidente, cuando por primera vez le presentó, sin éxito, la dimisión. "La lógica de la guerra" dice Chevénement, "amenaza con alejarnos cada día más de los objetivos fijados por las Naciones Unidas".Para Chevènement, el "único objetivo justo" de esta guerra es "la mera liberación de Kuwait", y no la destrucción del potencial militar e industrial de Irak y la captura o muerte de Sadam Husein. A partir de informaciones confidenciales, Chevénement cree que los norteamericanos combaten por esta segunda opción, no legitimada.
Desde agosto, la cohabitación entre Mitterrand -alineado con mayor o menor entusiasmo con las tesis norteamericanas- y su ministro de Defensa -opuesto a un enfrentamiento militar que desde el primer momento él creyó deseado por EE UU para reafirmar su hegemonía mundial- provocaba el escándalo en Francia y en la coalición antúraquí.
Chevénement veía con amargura cómo la dinámica impuesta por el Pentágono le conducía a tener que dirigir la participación francesa en la guerra de destrucción de Ira1c. No es que Chevénement fuera antimilitarista. Antes de la invasión iraquí de Kuwalt, él adoraba su puesto y defendía que, pese al hundimiento del bloque soviético, Francia debía seguir manteniendo un Ejército poderoso y su propia capacidad de disuasión nuclear.
'Topo' contra la guerra
Pero "el enfrentamiento casi personal" entre George Bush y Sadam Husein había convertido a Chevènement en el topo del movimiento contra la guerra en el interior del Gobierno francés. Entre el 2 de agosto y el 16 de enero, este hombre, calificado como "socialista de izquierda", "neogaullista" o "bolchevique bonapartista", hizo todo lo posible por evitar el conflicto bélico.
Cuando, el 24 de septiembre, Mitterrand pronunció en la ONU un discurso sobre la crisis mucho menos belicista que el de los norteamericanos, todo el mundo en Francia reconoció la influencia de Chevénement. Mitterrand se pronunciaba por una conferencia internacional de paz para resolver los dramas palestino y libanés.
Chevénement defendió "la lógica del embargo" y denunció "la impaciencia norteamericana" por pasar a la etapa militar. Ocho días antes del final del ultimátum a Irak, reprochó a Washington no haber hecho 11 el pequeño gesto" sobre la conferencia internácional que hubiera podido abrir la vía a una solución pacífica.
El 16 de enero, cuando el Parlamento francés de la participación gala bajo marido norteamericano en la guerra, la diputada que reemplazaba a Chev¿nement se abstuvo. Otros seis miembros (le la corriente de Chev¿nement en el PS, Socialismo y República, votaron contra de la propuesta de Mitterrand y el primer ministro, Michel Rocard. La última escaramuza de la guerra civil en la dirección socialista del Estado se produjo el 20 de enero, cuando Mitterrand enmendó la plana a Chévénement al afirmar que a los aviones franceses no les estaba prohibido participar en destruir el potencial militar e industrial iraquí.
Rocard venía pidiendo a Mitterrand el cese de Chevénement. En dos ocasiones, el propio ministro presentó su dimisión al jefe del Estado. Mitterrand respondió a ambos: "Prefiero un ministro de Defensa amante de la paz que uno deseoso de entrar en guerra".
La oposición conservadora se felicitó ayer ruidosamente por la dimisión, que Jacques Chirac y Valéry Giscard d'Estaing venían exigiendo con insistencia. El partido socialista calló. Los socialistas de izquierda y los comunistas aplaudie.ron, en cambio, el coraje del ya ex ministro de Defensa.
Entre tanto, el ex primer ministro y actual secretario general del Partido Socialista, Pierre Mauroy, expresó anoche en Israel, donde preside una delegación de su partido, su "opinión personaV que "la OLP no puede pretender seguir siendo la representante exclusiva del pueblo palestino". Mauroy precisó que el ministro israelí de Exteriores, David Levy, le había pedido que solicitase a la Internacional Socialista, en la reunión que celebrará proximamente en Viena, que reconsidere la representatividad de la OLP, informa Peru Egurbide.
El heterodoxo
De su participación juvenil en la guerra de Argelia, Jean-Pierre Chevènement sacó una lección: la superioridad militar no es siempre determinante en un enfrentamiento entre dos pueblos. Frente a un Mitterrand atlantista y admirador de Israel, Chevènement ha expresado siempre en el seno del socialismo francés un sentimiento nacionalista próximo a los ideales de De Gaulle y proárabe. Está convencido de que los intereses a largo plazo de Estados Unidos no son los mismos que los de los países europeos. Muy influenciado por las ideas del arabista Jacques Berque, Chev¿nement piensa que Francia es ante todo un país mediterráneo y que su política exterior debe estar guiada por esa situación geográfica. Él propugna las mejores relaciones con los vecinos del sur, en particular con los árabes. Y eso que su esposa, Niza, es judía.
El hombre fiel
J. V. Pierre Joxe, desde ayer ministro de Defensa francés en sustitución de Jean-Pierre Chevénement y hasta entonces titular de la cartera de Interior, es uno de los seguidores más fieles de François Mitterrand. De talante autoritario, Joxe ha heredado de su padre, ministro con De Gaulle, un profundo respeto y admiración por el Estado y sus razones.
Pese a su oposición a la guerra de Argelia, él también tuvo que combatir a los independentistas durante su servicio militar. En el año 1965 encontró a François Mitterrand y, desde entonces, ha sido la sombra fiel del actual presidente francés. Los amigos de Pierre Joxe afirman que el flamante ministro de Defensa es de los pocos que osa contradecir en privado al presidente. En público, en cambio, nunca ha expresado la menor diferencia con su tutor político.
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