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El sentimiento de culpa está presente durante años en el 80% de las mujeres violadas

El sentimiento de culpa, la autorrecriminación de no haber intentado evitarlo, aparece en el 80% de las mujeres violadas, cuando no un rechazo al sexo que puede prolongarse el resto de sus vidas si la agresión se produjo a edades tempranas. Así lo revela un estudio de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas, que este fin de semana organiza unas jornadas sobre el tema. Durante 1990 se denunciaron en España 1.645 violaciones, un 4% más que en 1989.

Las jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 19 años son las que han arrojado un porcentaje más alto de violaciones en Madrid, casi el 27%, durante 1990, según un estudio de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas elaborado por Encarnación Roig. La experiencia acumulada en este centro revela que el perfil de la violada es el de una mujer entre los 16 y los 30 años, con estudios primarlos o medios y soltera. Las que trabajan lo hacen en puestos de escasa cualificación profesional, pero son las jóvenes estudiantes el grupo más expuesto a ser víctimas de agresiones sexuales.El delito se lleva a cabo en lugares solitarios, sin testigos, durante las horas nocturas y por agresores desconocidos en el 60% de los casos. No utilizan ningún tipo de arma intimidatoria. Consiguen su propósito mediante amenazas, golpes, vejaciones y jugando con el factor sorpresa. La agresión, principalmente la penetración vaginal, no se prolonga más allá de los 30 minutos, pero sus consecuencias físicas y psicológicas pueden durar toda una vida.

"Los pensamientos irracionales que deforman la posterior interpretación de la experiencia son la causa de muchas situaciones de ansiedad y depresión", se destaca en el informe elaborado por las psicólogas Soledad Galiana y Helena de Marianas, haciendo referencia al sentimiento de culpa que han encontrado en el 80,16% de los casos analizados. Otras secuelas son la obsesiva tendencia a la rememoración de los hechos, alteraciones del sueño, de la activídad académica o laboral, así como problemas respiratorios y digestivos.

También son frecuentes las reacciones depresivas a causa de una brusca caída de la autoestima, con desconfianza en las propias posibilidades para encauzar la vida. Se nota especialmente cuando el violador ha tenido o tiene alguna relación con la víctima, circunstancia mucho más común de lo que ha trascendido a la opinión pública, señala el informe.

Rechazo al sexo

Los tratamientos aplicados permiten afirmar que, con periodos más o menos largos y algunas recaídas, la recuperación está asegurada en el 90% de los casos. Sin embargo, existen algunas secuelas que pueden acompanar a la víctima el resto de su vida. El rechazo al sexo tras una experiencia de violación se puede constatar casi en el 30% de las agredidas. Puede motivarse por una falta de interés hacia lo sexual, pero también como una reacción fóbica e incluso de autocastigo por el fuerte sentimiento de culpa.Especial gravedad presenta el caso de las mujeres que han sido violadas en la infancia por su padre o familiares cercanos. Ello les empuja a alternar etapas de búsqueda obsesiva de'un determinado compañero con otras de total evitación del sexo. La asociación ha recibido 300 denuncias en 1990, pero su análisis revela que sólo corresponden a un 25% de las agresiones que anualmente se registran en Madrid.

Este delito es de los que más han crecido en los últimos anos, según informes del Ministen,o del Interior, si bien casi un 90% de ellos son aclarados. El problema, como insisten diversas organizaciones feministas, es que no se denuncian. Las mujeres que sí lo hacen pertenecen a una clase media baja y tienen escasa preparación.

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