Claus Von Amsberg
La depresión de un príncipe que quiere sentirse útil
"Mis depresiones pertenecen al pasado", señaló con suavidad hace apenas cuatro meses ante la televisión holandesa el príncipe Claus de los Países Bajos, de 64 años, esposo de la reina Beatriz. Y añadió: "De todos modos, es cierto que una enfermedad así afecta a tu personalidad y ya no vuelves a ser el mismo". Desde el lunes, el príncipe permanece ingresado en un hospital en La Haya aquejado de un estado depresivo. El mismo que le acosó entre 1982 y 1984.
Los psiquiatras holandeses y suizos que le atendieron entonces dedujeron que el príncipe Claus echaba de menos los retos intelectuales propios de una función menos representativa que la suya. Como consorte de la soberana y miembro de la casa real, no puede expresar ningún partidismo. En cuanto a su agenda, aparece repleta, aunque de actividades honoríficas. En una ocasión, él mismo dijo que había subestimado lo difícil que resulta vivir en una suerte de casa de cristal.
Y es que Claus von Amsberg, nacido en Dötzingen (Alemania), en el seno de una familia aristocrática, y licenciado en Derecho y Ciencia Política, ha mostrado su capacidad como diplomático y experto en tema del Tercer Mundo.
Durante su primera depresión, el príncipe Claus fue tratado sobre todo con medicamentos. El psiquiatra holandés que llevó su caso, el mismo que en esta ocasión, es famoso por su habilidad para lograr así excelentes resultados. Su terapia incluyó también un tratamiento de relajación con masajes, baños y deportes como tenis y golf en Suiza. Ahora, muy poco se ha dicho del tratamiento.
Mientras, sobre Claus, un príncipe silencioso pero de fino humor, que anhela sentirse más útil, planea de nuevo algo que ya conoce. "Es un problema profundo que influye en tu vida y en tu visión del futuro".
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