Un napolitano y una nieta ilegítima de Puccini se disputan la herencia del compositor
Gianni Schicci, el falsificador de testamentos que Giacomo Puccini rescató para la ópera, baila sobre la tumba del vitalista y atormentado compositor toscano 67 años después de su muerte. Según el abogado milanés Aldo Giarrizzo, Schicci se ha reencarnado en Pasqualle Belladona, un napolitano de 70 años que vive un retiro dorado en Montecarlo. Contra él disputa los restos de la herencia del compositor Simoneta Puccini, nieta ilegítima de Giacomo. Y la polémica no es baladí: según la demanda, hay 40.000 millones de liras (más de 3.000 millones de pesetas) en juego.
Tortuosa historia la de este legado, multimillonario desde el principio, que parece haber recorrido a posteriori los meandros trazados por una vida tan llena de triunfos artísticos como de infidelidades anónimas y peleas matrimoniales. Las disputas por el dinero comenzaron casi inmediatamente después de aquel 24 de novilembre de 1924, cuando, entre discusiones con Toscanini sobre el estreno de Turandot, Puccini moría en Bruselas de un cáncer de garganta. En virtud de un testamento redactado en Viena un año antes, el heredero uni versal era Antonio, Tonio en familia, el único hijo de su matrimonio con Elvira Bonturi.Tonio Puccini se vio bajo el acoso de las hermanas Gemignani, hijas del matrimonio anterior de la Bonturi, y sobre todo de Fosca, la que había estado más unida al compositor, quien trató de hacer dudar al juez de que Giacomo fuera realmente el padre de Tonio. Éste, nacido en 1886, hubo de esperar 18 años, hasta la, muerte del primer marido de su madre, para ser legitimado.
Si bien rompió una tradición musical de tres generaciones, el único hijo de Puccini, que se había enfrentado al padre por escándalos como el del suicidio de una empleada de hogar con la que Giacomo mantuvo relaciones, siguió el ejemplo de cultivar amores extramatrimoniales. A su muerte, legó el patrimonio del músico a su esposa, Rita dell'Ana, la cual, a su vez, se lo transfirió por testamento a su hermano Livio, un oscuro abogado. Y es ahí donde comienza la pelea que hoy ocupa a un tribunal milanés, en diligencias preliminares.
Livio dell'Aría, el cuñado del único hijo de Puccini, conoció al napolitano Belladona hace hoy 40 años, y ambos, que estaban casados, vivieron con sus respectivas familias hasta que, en 1979, cuando murió Rita y recibió Livio la herencia de Puccini, decidieron instalarse juntos. Oficialmente, como señor y mayordomo. No hubo cosa que Pasquale Belladonano lograra de su protector, incluido el acceso a sus cuentas en el banco.
Arcas vacías
El problema surge en 1986, al morir Livio dell'Ana. Éste no menciona a, su amigo napolitano en ninguno de sus testamentos pero ocurrió que, cuando fueron a ver las arcas, los herederos las encontraron vacías. Pero el letrado milanés Giarrizzo sostiene que se encuentra en los bolsillos del feliz jubilado de Montecarlo.
Constituido en albacea testamentario de Puccini, en representación de Simoneta, hija natural de Tonio, de una fundación que lleva el nombre del genial compositor y de varios legatarios, Aldo Giarrizzo sostiene que el napolitano Belladona se ha apropiado ilegalmente de valores mobiliarios y de un piso situado en Milán, y que compró otro en Montecarlo con fondos sacados de la cuenta del abogado dell'Ana cuando este estaba agonizando. En total, los 40.000 millones de liras citados.
Mala suerte, porque el fiscal, Franceco Greco, reconoce un posible delito de apropiación indebida que, sin embargo, estaría amnistiado, y niega en cambio que Belladona abusara de una presunta incapacidad de su amigo. "No hablamos de incapacidad del abogado Dell'Ana, sino de un estado de subordinación psicológica hacia Pasquale Belladona, con el que mantenía una relación particular", replica Giarrizzo.
Babelia
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