Chernomirdin advierte a los líderes de Siberia que Rusia corre peligro de romperse como la URSS
El jefe del Gobierno ruso, Víktor Chernomirdin, advirtió ayer a 19 gobernadores y otros dirigentes de Siberia que pueden propiciar en la Federación Rusa un proceso de desintegración semejante al de la Unión Soviética si insisten en fortalecer sus regiones y pierden la perspectiva del Estado.
En la ciudad siberiana de Tomsk, a unos 4.000 kilómetros de Moscú, Víktor Chernomirdin y un numeroso séquito en el que figuraba el presidente del Banco Cetral de Rusia, Víktor Geráshchenko, y altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Comercio Exterior participaron en la reunión del consejo de Sibírskoye Sogloshenie (Acuerdo de Siberia). Esta asociación agrupa a los líderes regionales de uno de los territorios más ricos y más vastos del planeta.La asociación, fundada hace dos años en presencia del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, en Novosibirsk, comenzó con siete regiones. Su protagonismo, sin embargo, se ha incrementado al calor de las grandes oportunidades económicas que el desmoronamiento del comunismo y de la Unión Soviética abrieron a quienes controlan las materias primas.
', Vivimos una paradoja económica, ya que, estando en una de las zonas más ricas del mundo, tenemos uno de los niveles de vida más bajos", dijo ayer Vitali Muja, el gobernador de Novosibirsk, que se hizo eco de la insatisfacción de sus colegas frente a Moscú y exigió derechos reales para poder distrubuir recursos.
Uno de los proyectos más polémicos abordados en la reunión de ayer es el intento de crear una asociación de comercio exterior siberiana al margen de las instituciones centrales. Los líderes de Siberia se quejaron al jefe del Gbierno ruso del sistema de licencias de exportación, y acusaron a los organismos burocráticos moscovitas de repartirlas sin tener en cuenta los intereses de los territorios que albergan las materias primas y el petróleo.
Según Muja, el Estado debe declarar a Siberia zona de interés prioritario y ejecer un proteccionismo económico en esta región, que es la base económica del país. La transformación de las repúblicas soviéticas en países extranjeros ha supuesto la pérdida de mercados para Siberia y ha dificultado las operaciones comerciales con Occidente, que ahora se encuentran más alejados de la parte asiática de Rusia.
Hacia el Pacífico
VIadímir Kuleshov, director del Instituto de Economía de Novosibirsk, se mostró partidario de reforzar la orientación hacia la cuenca del Pacífico dadas las restricciones que se producen en las salidas al mar de Rusia por el mar Báltico y el mar Negro.
Las regiones deben participar en el mecanismo de comercio exterior, dijo Viacheslav Nóvikov, presidente del sóviet regional de Krasnoyarsk, que, sarcásticamente, exhortó al centro a "repartir los sobornos" con las provincias.
"Nos deslizamos por la hiperinflación y sufriremos graves conmociones si no podemos pararla", exclamó Chernomirdin, según el cual la existencia de unas "regiones fuertes" no significa que haya también una "Rusia fuerte". "Ya nos convencimos en el caso de la Unión Soviética", señaló el primer ministro. "No se pueden crear regiones fuertes en Rusia. No se necesita una región fuerte, sino condiciones que nos permitan a todos trabajar normalmente. Se trata del Estado, y en este Estado hay lugar para todos, y lo que debemos decidir es qué competencias dejamos a nivel federal y qué competencias a las regiones".
Víktor Chernomirdin trató de convencer a sus interlocutores de las nefastas consecuencias que puede traer la falta de coordinación entre las regiones rusas a la hora de negociar con los tiburones del mercado mundial o representar intereses económicos en el exterior.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.