En forma

Dos años llevaba Al Jarreau sin cantar en Madrid. "Demasiado tiempo", dijo el artista norteamericano. Lo mismo debieron pensar sus incondicionales, que los tiene en buen número. Son aficionados a ese híbrido jazzpop (o mejor pop-jazz), de pulcritud extrema, interpretado por músicos tan excelentes como profesionales y con la voz de Jarreau como tótem.La voz de Jarreau es un punto y aparte. Perfecta de afinación, enorme de amplitud de tesitura, con buen swing y facultad para la improvisación, es un patrimonio que utiliza con la tranquilidad de quien domina su instrumento. En Madrid hizo gala.

Su actuación fue un recorrido por lo más conocido de su carrera. No faltó Let's pretend, ni el Spain de Chick Corea, es decir, una oferta habitual. La mejor sorpresa -el propio Jarreau así la presentó- fue la presencia de la vocalista Sherry Young, una mujer que está llamada a tareas más altas que las de simple corista. Por lo demás, constatar de nuevo la buena forma de una gran voz.