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La calle, contra el terror

Liberada de la autocensura, del miedo al conflicto, de las prevenciones que han lastrado sus movimientos durante todos estos estos años, buena parte de la ciudadanía vasca ocupó las calles de San Sebastián con firmeza y naturalidad, sin el gesto sombrío que ha acompañado a otras grandes manifestaciones contra el terrorismo.Si la histórica concentración organizada por los partidos políticos el 28 de marzo de 1988 demostró que los demócratas vascos podían ser más también en la calle, la de ayer, impulsada y dirigida por la iniciativa ciudadana, fue una prueba clamorosa y evidente de que no sólo el rechazo genérico, sino la rebelión misma contra la organización terrorista ETA, ha arraigado muy profundamente en el seno de la sociedad vasca.

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Compromiso generalizado

Puede decirse que la ciudadanía vasca se reencontró ayer consigo misma, se reconoció en la determinación de las voluntades, en la fortaleza de su número, en la esperanza que anima ahora sus convicciones.

La diferencia, el salto cualitativo, es que el testimonio y la respuesta, la militancia contra la violencia terrorista, el compromiso, ha empezado a generalizarse y ya no está constreñido a los grupos pacifistas, a las minorías ilustradas y a los sectores más politizados y concienciados.

Algo de eso se había visto estas semanas en las múltiples marchas y concentraciones organizadas y convocadas por los trabajadores de lkusi, pero ayer los ciudadanos se encargaron de demostrar que la firmeza y el tesón mostrado por los 337 compañeros del secuestrado no es el resultado de una rara e irrepetible conjunción de factores, sino el síntoma de un claro avance en la concienciación y movilización social.

El ejemplo de los trabajadores de la empresa lkusi, cimentado, ciertamente, en una extraordinaria unanimidad, ha galvanizado los ánimos de los ciudadanos, de la misma manera que la retirada de la tutela y dirección de los partidos les ha hecho sentirse más cómodos, al margen de las disputas y de los protagonismos partidistas.

"Llega un momento en que, como persona, te tienes que posicionar; la paz no tiene colores", ha dicho públicamente Aurora Beltrán, cantante del grupo Tahures Zurdos, ilustrando el sentimiento que animó ayer a los manifestantes en San Sebastián.

A lo largo de estos últimos días, una extensa relación de intelectuales, artistas, deportistas y famosos se ha dirigido a la opinión pública animando a todos los ciudadanos a participar en la marcha de ayer, exteriorizando sus pensamientos y reflexiones, contribuyendo a conjurar las tibiezas y los escepticismos.

Decididamente, la ciudadanía vasca ha tomado resueltamente las riendas del compromiso con un mensaje que ha sido repetido estos días insistentemente: "Es una cuestión de dignidad, ya no como vascos, sino como personas. Somos nosotros, los vascos, los que tenemos que solucionar nuestro problema".

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