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El frío y el fiasco en el encendido del pebetero deslucen la fiesta benéfica de la 'Peineta'

Octavio Cabezas

Debía ser el momento culmínante de un acto tan benéfico como espectacular, pero resultó un fiasco. La flecha del arquero olímpico Antonio Rebollo estaba aún en el aire cuando una enorme llamarada surgió del pebetero situado en uno de los extremos de la Peineta. Más descarado, imposible. Pero no pareció importarles a las más de 4.000 personas que acudieron en la tarde de ayer al estadio de la Comunidad para presenciar la inauguración del recorrido europeo de la antorcha olímpica y un macroconcierto -el primero en la Peineta- en favor de Ruanda.

"Vengo sobre todo a pasar un buen rato, y de paso a solidarizarme", decía María Ángeles Rodríguez, de 19 años. Muchos suscribían sus palabras, pese al frío y la amenaza de lluvia.Otros matizaban el porqué de su presencia. "Yo, sinceramente, vengo a ver a los grupos, especialmente a Medina Azahara", reconocía Luis Martínez, de 18 años. "Lo de cantar por Ruanda está bien, pero, la verdad, a mí me toca más lo de la droga; es mejor solidarizarte con algo de tu entorno", afirmaba su amigo José María, de la misma edad.

"El mal tiempo nos ha perjudicado", se lamentaba por su parte Alfredo de Antonio ' de la Asociación de Deportistas contra la Droga, organizadora del tinglado junto con el Comité Olímpico Internacional y Médicos sin Fronteras.

"Hasta el jueves la venta de entradas iba muy bien, pero el ,viernes, al aparecer las nubes, se fue al garete", añadía. El propósito de meter a siete u ocho mil personas en la Peineta se quedó en agua de borrajas. Aún así, 4.000 espectadores es una marca respetable para un espectáculo que costaba 2.000 pesetas, aunque la enormidad de las gradas del estadio los empequeñecía y la cosa quedaba un tanto desangelada.

Reclamos

Y eso que reclamos no faltaban. Una espectacular coreografía -con dragón chino y mensaje antidroga- a cargo de unos 200 chavales de la asocia ción y de institutos y grupos de teatro madrileños; la inaugura ción del "recorrido europeo contra la droga", que llevará la antorcha olímpica a casi 40 países; y los decibelios de cinco bandas muy conocidas de rock y pop atronando por Ruanda."Hemos metido tantas cosas juntas porque ya hay una cierta saturación de este tipo de actos benéficos y la gente no tiene tiempo material para ir a todos", aclaraba De Antonio al respecto.La presencia de campeones olímpicos, como los españoles José Luis Doreste (regatista) y Mariví González (jugadora de hockey sobre hierba), o el serbio Zeíjko Obradovic (entrenador de baloncesto) daba lustre al acto.

El organizador de carreras populares Rafael García-Navas hizo, con alaridos de cronista deportivo, de maestro de .ceremonias y la campeona olímpica y mundial de taekwondo Coral Bistuer pronunció, en su calidad de presidente de la asociación, el discurso de rigor. Desde la tribuna observaban las autoridades: el secretario de Estado para el Deporte, Rafael Cortés Elvira; el presidente de la organización Médicos sin Fronteras, Pedro Barrios; y Alfónso Arroyo, director general de Deportes de la Comunidad.

Paso a la música

El encendido de la llama olímpica -pese al fiasco- remató la retahíla de actos contra la droga y dio inicio, además del recorrido paneuropeo, a una "semana contra la droga" que culminará el próximo domingo con una serie de carreras populares en diversas ciudades españolas como Madrid, Murcia o Logroño. Carreras similares habrá también en algunas ciudades de los países involucrados empezando por París, próximo destino del fuego olímpico.Acabado el apartado de la droga con un taller de zarzuela entonando un himno escrito para la ocasión, Los Secretos cambiaron el tercio, en clave de pop, para Ruanda. El rock andaluz de Medina Azahara, las patochadas de Los Inhumanos, el rockabilly trempera de Los Rebeldes y los sonidos celtas de Labanda tomaron sucesivamente el testigo.

Los chavales, todos apelotonados ante el escenario, parecían entusiasmados pero sin desparramar en ningún momento. Los más de 500 miembros del servicio de seguridad no tuvieron apenas trabajo y se dedicaron a deambular por el recién estrenado recinto ante la gélida mirada de las gradas vacías del estadio.-

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