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Entrevista:

"La izquierda no se fortalece depurándose"

Javier Casqueiro

Isabel Vilallonga estaba el viernes algo triste, pero esperanzada. En mayo reanudará una trayectoria personal que dejó aparcada cuando empezó su carrera política relacionada con Madrid y su Comunidad.

Pregunta. ¿Se puede decir que su retirada va a ser definitiva o un paréntesis para volver con más fuerza después de recargarse en la vida civil?

Respuesta. Creo que la política, si sólo se hiciera en las instituciones, sería muy triste. Me gusta la política que cambia las cosas y, para eso, tan importante como cambiar las instituciones es cambiar la sociedad. Yo voy a seguir en la política desde los proyectos colectivos, porque la sociedad no está bien. Hay un gran malestar, y no sólo tiene que ver con la política. No me planteo volver a una actividad institucional, ni a corto ni a medio plazo.

P. ¿Cómo afecta una retirada así?

R. Es un sentimiento encontrado. Por un parte, da pena dejarlo, porque piensas que podrías hacer muchas cosas, y, por otro lado, también te sientes liberada de la responsabilidad de tener que estar continuamente en la brecha, defendiendo las mismas posiciones, y, a veces, cuando uno tiene la responsabilidad de ser la cara pública de una organización, se tiene menos libertad de dar opiniones que cuando simplemente diriges o eres un miembro de esa organizacion.

P. ¿Existe la erótica y el apego al poder?

R. Sí. Sería una hipócrita si dijese que no sentía apego al cargo. El poder como adjetivo es diferente al poder como sustantivo. Es diferente el poder hacer que el poder como posición social. A éste nunca le he, tenido apego. Quizás las mujeres tenemos menos tendencia a hacerlo.

P. ¿Los mayores chascos políticos se los ha llevado con adversarios de la oposición o con compañeros de su partido?

R. De los adversarios políticos uno espera siempre la contradicción y que no te lo van a poner fácil. De los tuyos lo esperas menos. Lo que más me ha dolido de todos estos años ha sido la deslealtad.

P. ¿Esa deslealtad tiene' nombres y apellidos en IU?

R. Sí los tiene, pero no los voy a mencionar.

P. Ahora, ¿cuál es su planteamiento para el futuro?

R. Yo tengo como primera opción terminar el mandato brillantemente; será bueno para el grupo parlamentario y para IU. Luego seguiré en IU, pero volveré a mi trabajo, porque yo sí que tengo una profesión de técnico ambiental en el Ministerio de Obras Públicas. Voy a aprovechar que he aprendido muchas cosas en política, donde si eres un poco despierto tienes una visión del mundo un poco más general que la profesional, y eso te sirve, en contra de la opinión de mucha gente que piensa que la política te desvaloriza.

P. Su marcha coincide en un momento políticamente crítico.

R. Sí, es contradictorio. Me fuerzan a marcharme cuando estoy en una opción política que va hacia arriba. Esos fenómenos se producen en los partidos, y tienen su razón en que hay una cultura en la izquierda de poner a uno en el borde del abismo y, cuando cae, decir aquello de mira cómo se ha marginado él solo. Es aquello de que el partido se fortalece depurándose. No coincido con esas ideas. Espero que en IU sólo sea una anécdota y que no se convierta en habitual. Sería espantoso.

P. La dirección de IU de Madrid le acusa de tener un sentido de la política personalista. ¿Cree suya la responsabilidad de que IU vaya en alza y cuantificaría ese tirón en número de votos?

R., Yo creo que sí tengo un prestigio político en Madrid, y el que no lo reconozca es que está ciego. No sé cuántos votos significa, pero sí que es representativo de una trayectoria. En este grupo parlamentario he dado mucho juego a los diputados. Otra cosa es que algunos no hayan trabajado en absoluto. Yo creo que en esas acusaciones hay cierta misoginia, una tendencia a pensar que las mujeres, en política, somos meros floreros y que tenemos que conformarnos con un papel subalterno. Creo que las mujeres somos tan capaces o más de dirigir un proyecto político. La gran mayoría de los diputados han estado contentos y de acuerdo con mi gestión, porque yo no he tenido la contestación política en el grupo, sino en instancias que están inéditas en la vida política institucional.

P. Esa contestación surgió a mitad de legislatura, cuando el grupo se dividió al menos en dos y usted apartó al diputado José Antonio Moral Santín de la negociación de los presupuestos con el PSOE.

R. La división se ha producido porque nadie ha cuestionado nunca mi papel como portavoz, porque yo he tenido siempre el apoyo de los 13 diputados, y ahora al menos de nueve de corrientes políticas muy diversas. Hubo un momento en el que se intentó aceptar propuestas del Gobierno regional que implicaban una subordinación política de IU. Como no defiendo la ineficacia de la izquierda, no voy a aceptar que se negocien presupuestos concediendo manos libres no a los criterios de Joaquín Leguina, sino de Pedro Solbes [ministro de Economía]. Los presupuestos regionales del año pasado no, podían estar determinados por la política de austeridad y neoliberal de Solbes, porque es contradictoria con la de IU.

P. IU se va a beneficiar en las elecciones de mayo de un voto prestado de un PSOE en caída libre? ,

R. El voto nunca es propiedad de nadie. Lo que me preocupa es que sepamos administrar el voto que nos viene de una manera inteligente. La continuidad de ese voto se conseguirá si en las listas va gente capaz que pueda demostrarlo desde cargos institucionales.

P. La organización considera un error su marcha cuando podría jugar un papel importante en un futuro Gobierno de pacto con el PSOE.

R. Yo creo que antes de repartirse la piel del oso hay que matarlo, y tiene ciertas dificultades. El objetivo de IU es ser la primera fuerza de la izquierda en Madrid y que no gane la derecha la mayoría absoluta. No participar en la gestión concreta de asuntos de Gobierno no me frustra; lo que siempre me ha gustado es la vida parlamentaria.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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