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Los presuntos asesinos de un tendero de Carabanchel son atracadores habituales

LUCÍA ENGUITALa policía ha terminado con la negra carrera de asaltos a punta de pistola que han seguido los atracadores que presuntamente mataron a golpes, el 18 de noviembre, al tendero de Carabanchel Felipe Gómez Pérez, de 39 años. Con la detención de tres personas -un cuarto hombre ha escapado- se han resuelto hasta 19 robos con intimidación que han sufrido otros tantos bares y pubs desde finales de octubre hasta el mismo martes 24, horas antes de que cayesen en manos de la policía en el barrio de Carabanchel. Este asesinato ha causado una gran alarma entre los vecinos.

La Brigada de Policía Judicial, encargada de la investigación junto a las comisarías de la zona, detuvo en la noche de martes 24 al miércoles 25 a Miguel Santiago Castro, de 26 años; su hermana Antonia, de 30, y Julia González Guisado, de 18. Otro hombre, Romualdo Santiago Castro, de 21 años, huyó y no ha sido localizado. Diario 16 adelantó ayer la detención de dos personas relacionadas con el caso. Los dos varones son los presuntos autores materiales del asesinato del comerciante, que dejó viuda y dos hijos de 11 y 12 años. Los cuatro eran toxicómanos. Anteayer pasaron a disposición judicial.Los vecinos y comerciantes de Carabanchel viven atemorizados desde el asesinato de Felipe, cuya muerte remató semanas de atracos sucesivos. A finales de noviembre una concentración masiva se convirtió en un grito contra el tráfico de drogas en el barrio. Hasta hoy los vecinos se han manifestado a diario en la Vía Carpetana.

La delegada del Gobierno, Pilar Lledó, se mostraba ayer satisfecha porque se ha resuelto un crimen que ha provocado gran alarma social, hasta el punto de temer actos justicieros por cuenta del vecindario, que siempre ha señalado a los chabolistas cercanos del Cerro de la Mica. Pero los vecinos señalaban un lugar equivocado. La policía llevó a cabo las detenciones en la casa donde viven los hermanos Santiago Castro, en la calle de Besolla, 11 (Carabanchel), lejos de los chamizos.

Desde días antes, los detenidos estaban sometidos a una estrecha vigilancia. Pilar Lledó destacó ayer que el plan de presencia policial en las calles, puesto en marcha el 1 de enero, ha contribuido en la resolución del crimen del tendero. Las comisarías de Carabanchel, Los Cármenes, Usera y Getafe registraron numerosos robos con intimidación después del asesinato. La descripción de los asaltantes coincidía, así como la forma de actuar. Los atracadores llevaban un arma de fuego y armas blancas, entre ellas un hacha. Últimamente, los delincuentes habían golpeado en otros barrios: Chamartín, Ventas, el barrio de La Estrella y San Blas.

La noche del martes 24, tres de los sospechosos salieron de su domicilio en un vehículo. Despistaron a los agentes. Atracaron el pub Alhambra, en la calle del mismo nombre, en Carabanchel. Y regresaron a la calle de Besolla en un taxi. Allí les esperaba la policía, hacia las tres y media de la madrugada del miércoles. Romualdo Santiago se zafó de los agentes tras un forcejeo.

En el registro del domicilio de la calle de Besolla, los funcionarios se han incautado de una pistola, sin marca, del calibre 9 milímetros largo, con cargador y dos cartuchos; un hacha con el mango partido, presunta arma homicida; dos navajas, una escopeta de aire comprimido, cuatro carteras con documentación de personas atracadas y un vehículo Talbot Horizon.

Miguel Santiago cuenta con 16 antecedentes policiales por robo. Antonia ha estado detenida cinco veces; Julia, en dos ocasiones, y Romualdo tiene cinco antecedentes policiales.

Los vecinos respiraban ayer algo más tranquilos, si bien no van a dejar de manifestarse en la Vía Carpetana, para forzar a que desmantelen las chabolas del Cerro de la Mica. La delegada del Gobierno indicó ayer que conversará en breve con el Ayuntamiento y la Comunidad sobre el asentamiento.

"Chorizos son, pero hasta matar va mucho", dice el padre de los acusados

Antonio Santiago, de 52 años, padre de los hermanos Miguel y Romualdo Santiago Castro (este último se encuentra huido), a quienes la Jefatura Superior de Policía atribuye el asesinato del comerciante Felipe Gómez escuchaba ayer, asombrado los cargos contra sus hijos. Antonio asegura que no son asesinos: "Chorizos son, y tienen problemas con las drogas, pero de ahí a matar a alguien va mucho. Que sepa la policía que han dejado a un asesino suelto", declaró conmocionado a EL PAÍS en su casa de la calle de Besolla, 11, en Carabanchel.Antonio se quedó viudo hace tres años, y asegura que su hija Antonia, de 31 -que tiene cuatro hijos-, se dedica además a cuidarle a él. Le duele sobre todo que ella haya sido detenida. "¡Si es una madre de familia, que está siempre con las tareas de la casa!", exclama Antonio. Sin embargo, la policía asegura que ha estado detenida en cinco ocasiones, las dos últimas por tráfico de drogas. El hombre, qué tiene 11 hijos, movía ayer incrédulo la cabeza cuando contemplaba la fotografía difundida por la Delegación del Gobierno con los objetos incautados en su casa en la madrugada del pasado miércoles. Señala que de su casa no salió ni el hacha con el mango partido, presunta arma homicida del tendero, ni las dos navajas. Añade que la escopeta de aire comprimido llevaba meses inutilizada.

La vivienda de la calle de Besolla, 11, pertenece al poblado de absorción de Pan Bendito. Ayer estaba llena de chiquillería y de familiares de los detenidos, quienes aseguran que no han podido hablar con sus dos hijos detenidos. Por otro lado, entre los allegados de la víctima hay cierto recelo sobre la atribución de la muerte de Felipe Gómez a los atracadores detenidos. Manuel García, de 48 años, dueño de la carnicería colindante a la tienda de la víctima, indicó ayer que la viuda -que no desea hacer declaraciones- no había recibido información oficial alguna sobre la resolución del asesinato. El padre del comerciante sí daba crédito a las conclusiones policiales y señalaba ayer: "Siento un poco de alivio al saber que los han cogido".

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