A espaldas de Hollywood
Para hacer buen cine no se necesita mucho dinero, ni tampoco a Hollywood. Este mensaje lanzó ayer en Berlín el actor Harvey Keitel, quien animó a trabajar y poner en práctica las ideas. Como demostración palpable de la veracidad de esta afirmación, quedaron ayer en la Berlinale dos películas realizadas por el mismo equipo, Smoke y Blue in the face; una especie de dos por uno. Con estas dos películas del cine independiente de Nueva York llegaron por fin a Berlín algunas de las ansiadas estrellas; tras esperar en vano a Paul Newman y Robert Redford. A Keitel no le gusta que se hable de estrellas y aseguró que no espera lo más mínimo que se seleccione su interpretación para un oscar. De una tacada se presentaron dos monstruos de la actuación, más el novelista Paul Auster, quien tuvo que saltar a la palestra como director en Blue in the face, y el director de las dos películas Wayne Wang, nacido en Hong Kong hace 46 años.Con menos de 10 millones de dólares (unos 1.300 millones de pesetas) se realizó Smoke. Blue in the face costó menos de dos millones de dólares (260 millones de pesetas) y el rodaje duró sólo cinco días
en el mismo escenario que la anterior, en el barrio neoyorquino de Brooklyn, en torno a la tienda de tabaco que cataliza toda la acción. Auster, de 48 años y uno de los escritores más destacados del momento en EE UU, declaró que no advirtió mucha diferencia entre escribir una novela y su primer guión para el cine. Incluso en la segunda película tuvo que asumir la labor de dirección cuando Wang se encontró indispuesto. Según Auster, no es muy diferente porque en definitiva se trata de contar historias "Y esto es lo mismo, aunque sea muy diferente". El proyecto surgió de una idea de Wang al leer un cuento de navidad en el New York Times escrito por Auster. Explicó Wang: "Pude hablar con Paul Auster y nos pusimos de acuerdo. Encontramos inversores y rodamos con total libertad. No es frecuente encontrar tanta libertad en América".
Destacó Keitel la importancia de la improvisación en Blue in the face, que Auster y Wang escribían sobre la marcha en los cinco días que duró el rodaje. Hurt explicó que había dejado de fumar, pero su papel en Smoke, de escritor que ha perdido la inspiración le obligo a fumar de nuevo.
Babelia
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