La economía de EE UU desborda las previsiones al crecer un 4,2% y controlar la inflación
Un verano glorioso de la economía norteamericana ha permitido un crecimiento del producto interior bruto (PIB) durante el tercer trimestre del 4,2%, lo que desborda todas las expectativas. Ello, unido a la caída de la inflación, que ha experimentado el crecimiento más bajo en los últimos 30 años, muestra un panorama inmejorable de la situación económica de Estados Unidos, en estos momentos. El presidente Bill Clinton ha pedido inmediatemente a la Reserva Federal que dé rienda suelta a esta expansión y no la obstaculice ahora con nuevas subidas de los tipos de interés.
"Estas cifras demuestran que la economía avanza por el camino correcto. No creo que sea necesario subir los tipos de interés. Las tasas combinadas de desempleo e inflación están a su nivel más bajo en 25 años. El peligro de la economía no es ahora la inflación", declaró el presidente norteamericano. La Reserva Federal se reunirá para decidir sobre los tipos el próximo 15 de noviembre.El 4,2% de crecimiento en lasa trimestral anualizada (si se extrapolara el crecimiento del trimestre a todo el año la economía crecería el 4,2%) anunciado ayer por el Departamento de Comercio supone casi el triple del 1,3% de aumento del PIB del segundo trimestre, también en tasa trimestral anualizada, y cerca del doble de las previsiones hechas por los economistas (el 2,5%).
Prácticamente todos los sectores de la economía norteamericana contribuyeron a esos resultados. Las existencias de las empresas crecieron en 35.300 millones de dólares de promedio anual. Las inversiones en viviendas, favorecidas por los créditos más baratos de los últimos meses, aumentaron a un ritmo de 5.800 millones de dólares anuales, después de haber disminuido en el segundo trimestre.
Las inversiones en obras públicas, que también habían disminuido en el periodo anterior, se dispararon en el plazo comprendido entre julio y septiembre a casi 4.000 millones de dólares (484.000 millones de pesetas). Incluso en el campo del comercio exterior, en el que Estados Unidos presenta déficit crecientes, en el tercer trimestre las exportaciones aumentaron 18.300 millones de dólares (7.000 millones más que en el trimestre anterior), mientras que las importaciones decrecieron hasta los 17.500 millones de dólares (2.000 millones menos que en el segundo trimestre).
Los gastos de los consumidores, que representan las dos terceras partes de la economía norteamericana, ha sido el único apartado en el que ha habido retroceso, pero éstos siguen experimentando todavía un sólido avance de 26.800 millones de dólares.
Con todo, lo mejor de estos datos es que se producen en un ambiente económico con síntomas de estar saneado. En el frente de la inflación también se obtuvieron resultados positivos. El deflactor del PIB aumentó un 0,6% (el crecimiento más bajo en 30 años) y los precios de bienes y servicios crecieron un 2,1% (0,7% menos que el trimestre anterior).
Pese a todo el clima de optimismo -ratificado por unas declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, la semana pasada-, no puede descartarse un aumento de los tipos de interés. El cuarto, trimestre del año, el de las compras navideñas, es normalmente el de mayor actividad en los gastos de los consumidores. Si esa época coincide además con el estímulo facilitado por las cifras de ayer para que la población compre más, los buenos síntomas inflacionistas podrían cambiar de signo muy pronto.
Alan Greenspan, que ha demostrado ser un implacable combatiente de la inflación, podría estar tentado de enfriar de nuevo el ambiente económico con una subida de los tipos, y, en todo caso, ahora se hace muy remota la posibilidad de una reducción.
En su pronóstico de la semana pasada, Greenspan subrayó las buenas perspectivas generales de la economía norteamericana, pero advirtió que la amenaza inflacionaria no ha desaparecido y que sigue siendo necesario luchar con toda energía contra ella.
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