Los veterinarios aguantan la presión y mantienen el embargo de las 'vacas locas'

WALTER OPPENHEIMER El Comité Veterinario Permanente se enfrentó ayer abiertamente con las presiones de la Comisión Europea, que intentó en vano que lo expertos acordarán una suavización del embargo de las carnes y derivados bovinos del Reino Unido, prohibidas, por la enfermedad de las vacas locas. Los veterinarios respaldaron las condiciones que pone Bruselas para suavizar el embargo de gelatinas, sebos y esperma, pero se conjuraron Para no aprobarlo hasta que el Reino Unido presente un plan de erradicación. Finalmente, la Comisión acordó parar el reloj y suspender la reunión hasta el próximo lunes, para decepción del representante británico.

Los veterinarios están logrando que cale el mensaje de que primero está la ortodoxia y después la presión política, pero al mismo tiempo enseñan al Reino Unido el camino para llegar a la suavización del embargo. "El tren está ya en los raíles y ahora hay que determinar a qué velocidad circula. Por eso ha llegado ya el momento de pasar de la dureza al control riguroso y la aprobación de nuevas medidas", señaló el representante español, Agustín Piedrabuena, reconvertido de adalid de la línea dura a padrino de la estrategia de la seducción para ir atrayendo al Reino Unido a su terreno."Han de comprender que el plan de erradicación es imprescindible. No es sólo un símbolo, es la única manera de que toda la industria cárnica y ganadera británica se dé cuenta de la magnitud del problema y trabaje al unísono para erradicar la enfermedad", afirma magnánimo Piedrabuena.

La negativa de los veterinarios a suavizar el embargo provocó inicialmente la cólera de la Comisión, que amenazó con provocar el voto sobre su propuesta de suavización del embargo y llevar el tema a la instancia política (el consejo de ministros) si el resultado era negativo.

Pero los funcionarios de Bruselas acabaron por descartar esa estrategia suicida, que hubiera podido tener consecuencias gravísimas de cara a la opinión pública al dar la sensación de que la Comisión intentaba forzar la suavización con el dictamen en contra de los expertos. Una decisión semejante podría haber provocado que Bruselas se encontrara vacías 14 sillas de los veterinarios.

La Comisión propuso entonces que éstos aprobaran la suavización, pero que no entrara en vigor hasta que los veterinarios hubieran examinado y aprobado el plan de erradicación que se ha comprometido a presentar el Reino Unido.

Sólo Dinamarca se mostró de acuerdo con esta opción, que topó con la oposición de los demás por entender que abriría las puertas a la relajación del embargo sin tener verdaderas garantías sobre el plan de erradicación.

La Comisión se rindió a la evidencia y acabó haciendo suya una propuesta española: parar el reloj de la reunión. El objetivo de España era dar tiempo al Reino Unido a presentar el plan. El de la Comisión, madurar una nueva propuesta y conseguir a toda costa que los veterinarios den luz verde a la suavización del embargo antes de la reunión de los ministros.

El representante británico, profundamente decepcionado por el resultado de la reunión de expertos hizo ver a sus colegas que esta decisión no será comprendida por los ciudadanos de su país. "Ellos esperaban hoy una suavización del embargo", dijo.

Sus compromisos iniciales de presentar el plan de erradicación el próximo lunes desaparecieron por arte de magia.