Los camioneros franceses recrudecen su protesta, que empieza a crear problemas en Paris
La huelga de los camioneros franceses cumplió ayer su octavo día sin muchos visos de acuerdo y con los Gobiernos de los países limítrofes a punto de colmar su paciencia. Las direcciones de las centrales CGT, Force Ouvrière y CFDT, amparados en la simpatía que ha abierto en la población, dijeron estar dispuestas a llevar la huelga hasta otros sectores y los partidos socialista y comunista han respaldado también a los camioneros. Para rematar, os sindicatos han convocado una huelga en el, sector aéreo para mañana y pasado. Francia puede quedar paralizado.
La simpatía que despierta la huelga de los camioneros franceses amenaza con ampliar y politizar el movimiento de protesta. Ayer taxistas y ferroviarios expresaron su solidaridad con los conductores de camiones y sus organizaciones sindicales estudiaban cómo prestarles ayuda.La negociación entre la patronal, los trabajadores y el mediador gubernamental, Robert Cros, no parece progresar (anoche se celebraba otra reunión). Los transportistas consideran que la actitud de los empresarios es una "provocación". Estos denunciaron la demagogia de unos sindicatos que "no tienen en cuenta que el 85% de las empresas tienen menos de 10 asalariados y viven a partir de márgenes de beneficio muy estrechos". Las tres grandes reivindicaciones son la edad de jubilación -los camioneros piden que sea a los 5 años en vez de 60-, el aumento salarial -reclaman un 10%- y la manera de contabilizar las horas -los camioneros quieren que se les paguen las horas de espera entre carga y descarga-.
La jubilación a los 55 es aceptada por la patronal, que matiza que sea una opción "voluntaria". El problema recae sobre el Gobierno, que el año pasado intentó que los ferroviarios perdiesen el derecho a la jubilación a los 55 para igualarles al resto de los trabajadores. Entonces cedió y ahora los camioneros, que tienen jornadas de hasta 16 horas, reclaman un trato no discriminatorio. Para el Gobierno un nuevo paso atrás equivale a renunciar a aplicar su tan cacareada política de rigor y austeridad, pues nadie sabe cómo financiar una Seguridad Social que amenaza ruina.
La oferta de los empresarios
Los empresarios aceptan aumentar los salarios en un 4% y aseguran que el conjunto de las demandas de los camioneros supondría que el precio del transporte se disparase un 20%, con la consiguiente merma de competitividad. Sobre las horas de carga y descarga, sólo en algunos casos admiten abonarlas a un 10% de su precio ya que para la patronal "son horas que tienen que contabilizarse como reposo".
El pulso es muy duro y la situación de Robert Cros precaria. Entre 10.000 y 11.000 camiones de diversos países están implicados. Además de los franceses que hacen el bloqueo, en torno a 1.000 son españoles, otros tantos portugueses, 600 suizos, más de medio centenar británicos ... ). Ayer las barricadas cortando el tráfico rondaban las 180. Las empresas del sector son 35.000 empresas.
Durante varias horas el acceso al mercado de abastos de París, en Rungis, estuvo bloqueado, al igual que al aeropuerto Charles de Gaulle. Más de una treintena de ciudades están afectadas, y alguna con los depósitos de carburante bloqueados (véase gráfico). En Chalons un camionero alemán resultó herido por enfrentamientos con sus colegas franceses. El conductor, herido, cuyo nombre no se ha facilitado, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente al resultar herido de gravedad en la cabeza. Cuatro personas fueron detenidas.
Pero no se trata sólo de más de 100 gasolineras cerradas por falta de combustible o de autopistas colapsadas. En Burdeos, la ciudad de la que es alcalde Juppé, la actividad económica se ha reducido en un 30% y algunos comercios se declaran siniestrados, como los que alquilan coches. Las fronteras también son objeto de bloqueos y los intercambios con el Reino Unido son quizás los más perjudicados.
Y que el movimiento de protesta no parece perder fuerza lo prueba que para mañana y pasado se haya convocado una huelga general en el transporte aéreo, que los prefectos hayan requisado algunas gasolineras para asegurar el suministro a ambulancias, bomberos, policía y transportes públicos, o que algunos supermercados hablen de la posibilidad de cerrar si antes de tres días no tienen mercancías.
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