El PP vasco responde a ETA que ninguno de sus dirigentes se marchará de Euskadi

El secretario general del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz, aseguró ayer, durante un homenaje a los cargos públicos de todos los partidos amenazados, que por mucho que presionen "ETA y su brazo político HB", nadie del PP va a marcharse de Euskadi. "No van a conseguir que nos marchemos de nuestra tierra" enfatizó. Junto a unos 200 miembros del PP, entre los que estaban el concejal de Santurce Félix Velasco, al que recientemente quemaron su casa, y Lola Ciordia, de Portugalete, a la que jóvenes encapuchados lanzaron cócteles mólotov, Iturgaiz pidió unidad a los partidos "porque la división no es entre nacionalistas y no nacionalistas, sino entre demócratas y violentos".

El Partido Popular eligió la zona minera de la margen izquierda del Nervión para homenajear a todos lo cargos electos acosados por ETA o por la violencia callejera, independientemente de su ideología o militancia. Antes de su discurso, Iturgaiz solicitó un fuerte aplauso para dos personas ausentes por circunstancias muy particulares. El dirigente popular aludió así a José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux, secuestrados por ETA, que "no reciben cartas ni pueden pasear por el patio"."Cuando ETA y su brazo político, HB, nos acosan, persiguen y atacan, están destrozando a este pueblo y quebrando lo mejor que tiene, el respeto, la solidaridad y la democracia", declaró Iturgaiz.

El secretario general de los populares vascos añadió que ni el PP ni los demócratas van a entrar en el. juego que propone "la mafia de ETA, o su brazo político HB, o las Gestoras pro Amnistía, ni Jarrai. Ésa no es la democracia que queremos para el País Vasco; nosotros queremos pensar como pensamos y queremos construir el país que estamos haciendo, sin el fundamentalismo de todos ellos".

Iturgaiz, en ese mismo tono retador, proclamó a continuación: "La Mesa de HB, por hacer apología del terrorismo, está en la cárcel y no pasa nada, no pasa absolutamente nada, porque la fuerza está con los demócratas". El líder de los populares vascos añadió: "Tenemos que damos cuenta de que aquellos que están fuera de juego, que hacen apología del terrorismo, tienen que estar en la cárcel y delante del juez".

Unos minutos antes de que un grupo de niños soltaran varias palomas junto al pequeño lago formado en los viejos hoyos de la mina de hierro, en el barrio de La Arboleda, perteneciente al municipio vizcaíno de Trapagarán, los populares subrayaron sobre todo su intención de "dar una lección a los violentos y a los intolerantes" con su unidad.

El lehendakari José Antonio Ardanza había hecho un llamamiento la víspera para que los partidos vascos mantengan un elevado grado de confianza entre ellos para poder avanzar en materia de pacificación y rearmar el pacto de Ajuria Enea. La reflexión de Ardanza se produjo a modo de bálsamo tras la reprimenda que lanzó el viernes al PP y al PSOE en los pasillos del Parlamento vasco, donde les acusó dé quebrar la unidad de ese pacto en agosto de 1996, cuando populares y socialistas vascos apoyaron la decisión del Gobierno de José María Aznar de no desclasificar los papeles del Cesid relacionados con la guerra sucia.

Discreción absoluta

En una entrevista a Efe, Ardanza pidió a los partidos que alejen del debate público todo lo relacionado con la política antiterrorista. "Hay dos claves que si se alteran no se avanza: primera, que éste es un problema de Estado que no podemos abordarlo desde el interés partidista, y segunda, discreción absoluta. Esto es lo que tuvo éxito en 1988".Aunque dejó claro cuáles son, a su entender, las claves para solucionar los problemas, Ardanza dibujó un panorama desolador del momento de la Mesa por la Paz. Las complicaciones empiezan, dijo, porque "ya no nos ponemos de acuerdo ni siquiera en lo que redactamos el año de su firma, ya que lo que teníamos muy claro entonces ahora se replantea, como el punto 10 del acuerdo que habla de un final dialogado previa renuncia por parte de ETA a la lucha armada". Ardanza quiere convocar la Mesa antes de mayo, aunque apuesta por una cita discreta, "sin parafernalia", y con carácter informal para propiciar una mejor relación y con menos presión entre los partidos.